Marien me ha inspirado........ allí os dejo información para que os sea útil en algún momento.....
Seguramente las culturas que más desarrollaron en su cosmovisión la sensualidad y por ello más hablan de los afrodisíacos, son las orientales. En la India las ideas fundamentales del Tantra, como culto religioso y camino que utiliza el sexo para alcanzar la divinidad; incorporan a través de la unión del hombre con la naturaleza, a los alimentos inmersos en su mundo cotidiano. Lo mismo sucede en China en la filosofía del TAO (taoísmo); que presuntamente resume el conocimiento del sabio Lao Tse y que llegara a través de Confucio hasta nuestros días. Así mismo, en la medicina tradicional china se usaban remedios a base de hierbas, como la raíz de ginseng para potenciar la longevidad y el vigor sexual. En oriente conceptos como el Ying y el Yang, están presentes en toda su cosmovisión e inclusive fuertemente en la comida. Según su concepción, basada en los principios de los opuestos, las fuerzas activas y pasivas se encuentran en todo lo creado garantizando su equilibrio, así también debe lograrse una vida armoniosa con la naturaleza y en el plano sexual a través de la unión entre el hombre y la mujer. La unión amorosa entre los amantes, era visualizada como camino para el desarrollo de la conciencia, llegando incluso a que con cuantas más mujeres un hombre mantuviera relaciones sexuales, mayor sería el beneficio que este acto le daría y mejor aún, si este mismo hombre en una sola noche se acostaba con diez mujeres distintas. Los árabes destacaron el valor de perfumes, fragancias y cosméticos como multiplicadores del placer sexual. También de algunos alimentos como la cebolla a la que se le ha adjudicado poderes desde la antigüedad. Existe una hermosa leyenda árabe del libro, “El jardín perfumado” (S. XVI), cuenta que el jeque Sheik al-Nefzawi permaneció con el miembro erecto durante 30 días sin interrupción porque comió cebollas y bebió su jugo al machacarlas mezclado con miel. Igualmente advertía del uso moderado y no por más de 3 días seguidos pues, un hombre normal podría llegar a no perder jamás la erección. En este mismo libro se sugería tomar el miembro de un asno, hervirlo con cebolla y gran cantidad de trigo. Con esta mezcla se debía alimentar los pollos que luego comiera la persona necesitada de incrementar su potencia sexual. También se podía macerar el miembro del asno, en aceite y frotarse el miembro propio con este aceite, como beber el resto. Según el mismo libro, estos tratamientos eran eficientes y super probados.En el continente africano para avivar el fuego de la pasión, se utiliza el extracto de la corteza de un árbol camerunés de nombre Yohimbete, el mismo se también se encuentra en algunos países de América del Sur. La corteza de este árbol, la Yohimbina, está presente en casi todos los productos que potenciarían la virilidad. Una vez triturada, se mezcla con diversa clase de alimentos para la realización de productos variados; desde bombones hasta bebidas, pasando por cremas y píldoras. Se sabe que se trata de un vasodilatador, el que hace afluir abundante sangre y por ende, estimularía la potencia sexual permitiendo prolongadas erecciones. Entre los sajones las plantas con apariencia fálica como zanahorias y espárragos, gozaron de gran reputación. También se consideraron como afrodisíacas, sustancias tales como el alcohol por su propiedad desinhibidora. La Verbena de Sant Joan es un caso tipo de ello. Esta celebración que se realiza en la noche más corta del año o “solsticio de verano”, del latín solstitium, sol estático, es una de las fiestas paganas más extendidas en toda Europa. Según los etnógrafos y otros estudiosos, una tradición que proviene de los Celtas.La tradición de adorar al sol, encendiendo hogueras para quemar plantas y saltar por encima del fuego mientras estas ardían, se remonta a miles de años. En esos tiempos se usaban plantas que poseen efectos estimulantes, los que mezclados con ciertas dosis de alcohol, proporcionaban un estado muy alegre, adecuado al rito pagano. Luego de las danzas alrededor del fuego, la tradición continuaba en los bosques con orgías sexuales, estimulados por el rito en sí y por el humo que inhalaban de las plantas al quemarse. También producto de la desinhibición producida por el vino y aguardiente, los que bebían en cantidades adecuadas.