Señor Osito que nos tiene usté huérfanos de Xps sextimulantes ¿ no podría usté inventarse una que nos ponga otra vez los dientes largos?
Una de esas matinales de sábado-morning en la Voquería con calamarcitos encebollados y Traginier, ese champan que mezclado con trufas y el olor de su torso semiinsinuado las vuelve locas. Esas escapaditas al Regás con la camioneta olisqueando a marisco mientras usté huele las esencias íntimas e inmisericordes de esa amante furtiva que después de vencer las miradas lascivas del ascensorista del meublé - meublé, sweet meublé -, se pierde entre sus piernas tratando de encontrar los goces y los gozos que otros amantes más jóvenes pero menos expertos les escatiman.
Algo así, mezcla de pasión y marisco, fusión de gozos y penas, luces y destellos, destellos y apagones de la luz de sus mejillas enecendidas (de ella, no de usté) al enfrentarse a la procacidad de sus besos (de usté).
Y si no pué ser de sábado, una de miércoles la nuit, please!