Sí, es completamente cierto que está más que recocinado el IPC. Y que en parte, da igual la metodología. Aunque para mí lo importante no es eso.
El euro entró en 2002. Según el INE, sólo hubo una inflación del 3.7%. ¿Nos toman por tontos? Y nadie se queja.
Una deuda hipotecaria, es dinero traído del futuro, que se mete en el sistema, sea éste por su justo precio o no. Es un dinero, proclive a ser inflacionista. Pero no tiene por qué (si fuésemos listos).
Si ponemos un ejemplo normal y corriente: piso de 200.000 €. Si el coste real, sin inflación de materiales, es de 40.000 €, el resto, salvo el beneficio empresarial, que serían unos 6.000 €, es dinero especulativo. Pero da lo mismo que sea especulativo o no. Ese dinero, los 200.000 van a alguna parte. Con tipos de interés bajos, es un suicidio económico, meterlo en el banco (todavía me estoy riendo de cuando una cajera de un banco, hace ya unos años, viendo que yo era ahorrador, me propuso una cuenta ahorro, con un tipo del 1 y pico).
Hay que buscar mejores sitios, y eso significa, o bien especular, o producir inflación (queramos o no). Nos ponemos la soga nosotros mismos, la apretamos, y tan contentos.
Pero tampoco somos los culpables de todo. Como bien sabemos, el precio de un producto se marca por dos cosas, su coste de producción y el beneficio empresarial que se busca. Dentro del coste de producción, se meten los salarios y los materiales. Si los sueldos, como ya se ha visto, no han subido en 7-8 años, sólo nos quedan los materiales y el beneficio empresarial. En muchos casos, los materiales se han mantenido estables, pero incluso aunque no fuese así, si se investiga el por qué de la subida, llegaríamos a la conclusión que no fue ni por los salarios, ni por una escasez de producto. Por lo que se deduce dónde está el beneficiado. Valga la redundancia.
Así pues, la cuestión, es saber a dónde ha ido a parar todo ese dinero. La deuda hipotecaria en España es inmensa, gigantesca, brutal, y más calificativos que se le podrían poner. Es triste, pero el sistema (sanidad, pensiones, etc) se ha mantenido gracias a traernos lo que íbamos a ganar en el futuro, para ponerlo en circulación ahora. Se han pagado sueldos con algo que no debería estar aquí ahora. Con esos sueldos hemos vivido "el milagro español". Todos hemos participado, y todos lo hemos propiciado. Pero ya no podemos traernos más dinero. Se acabó el sueño (o pesadilla). Retomando la pregunta, de qué se habrá hecho con todo ese beneficio empresarial, pueden surgir varias opciones, como la de que hayan invertido ese dinero en innovar o en tecnología (emoticón de risa, vergüenza e ira), que se lo hayan llevado a paraísos fiscales (poco probable, el paraíso está aquí), o que, como me temo, los empresarios constructores y promotores españoles, hayan reinvertido el dinero en sus propios productos. Caso de estupidez supina, pero no espero menos.
Sería muy irónico, que esto haya pasado. No sólo los trabajadores se convertirán en deudores, sino que también, los promotores, se meterán en el mismo saco, por no poder meter sus productos en el mercado (viviendas) o desarrollarlos (suelo).
La paradoja, y el gran embolado, serán para los bancos y las cajitas de ahorro. A éstos no les gustan los ladrillos, quieren dinero, y en un mercado bajista, en subastas judiciales, sacarán bastante poco. Se convertirán también en deudores de su propio sistema.
Hay un dicho que dice algo así como: si te debo 1.000 €, el problema es mío, pero si te debo 10.000.000 €, el problema es tuyo. No es difícil averiguar en qué situación se encuentran los bancos.