Iniciado por paula barcelona
Vale Adam, te lo diré así, a la brava y sin mousse de chocolate.
Hacía mucho tiempo que no leía, ni por desgracía he oído en años, algo tan honesto, tan sorprendente por su sencillez y por su nitidez como esta alegoría de sentimientos y la capacidad para el disfrute de las cosas más ínfimas, que a mi modo de entender, son las más importantes, todo cuanto no puede adquirirse, ni cambiarse por nada.
La felicidad de lo pequeño, la bendita rutina, de la que el ser humano no sabe disfrutar.
Nos asqueamos sin remedio en cuanto conseguimos lo que tanto anhelábamos ayer.
Cuanto añoro la sensación de dulce aburrimiento de algunas tardes de mi niñez, cuando no pasaba el tiempo, esperando que llegasen mis amigas a casa a jugar, y lo aprisa que esos mismos minutos, en cuanto sonaba el timbre, se volvían locos en el reloj corre que te corre.
La dulzura con que se recuerdan esos momentos, impagables, es la misma con la que debiéramos poder y saber aplicar a nuestro día a día con la persona por la que suspiramos durante años.
Desgraciadamente, sólo algunos pocos sois capaces de ser felices a pesar de la rutina, de la que sabéis sacar el máximo provecho.
El amor dura porque se sabe gestionar la rutina? O se vive la rutina de un modo distinto porque hay amor?
En cualquier caso, Adam, gracias por tu post, me ha traído recuerdos agradables, sensaciones olvidadas, o retraídas, mejor y de alguna manera, aún no sé bien cómo, se escapó una lágrima estremecedora y tímida.
En ocasiones, hace falta que aunque sólo sea una, una sola, recorra un camino olvidado.
Un beso enorme