Yo que soy un tío bastante cauto, un tanto cobarde y algo hipocondríaco, no puedo dejar de pensar en el riesgo que todos corremos, cuando mantenemos ciertas relaciones o prácticas sexuales. Siguiendo el consejo y la doctrina de mi Iglesia, las relaciones tan sólo han de tener como finalidad la procreación. ¡Ayyyyyy, pobres corderos!!!! Que os apartáis del rebaño para gozar de los placeres mundanos de la carne. Por eso hermanos, Dios Nuestro Señor, para evitar que cayeramos tentados por los cuerpos de esas damas sin amo, hijas de Satanás, creó para nuestra desgracia las temidas y peligrosas ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual). Sintonizando mi emisora de radio de cabecera, mi favorita y concretamente al Mesías de la comunicación, el inigualable Federico Jiménez Losantos, comulgo con su ejemplo y practico la abstención sexual y de ideas... Pero como todo hombre en ocasiones flaqueo y..., mi cuerpo pecador me pide carne, siendo tal mi grado de excitación que ya no consigo ver con claridad ni distinguir la diferencia, si la hay, entre una vulva de 60 € o una de 600 € (entiendo que ambos han sido creados con el mismo fin, y pienso que a veces vale más la pena ser paciente y buscar y meterla 10 veces que no una). Yo, humildemente os pido vuestro sabio consejo de como gozar fornicando con una señorita de vida licenciosa, sin que me forre de film de cocina de pies a cejas mi preciado cuerpo. Espero que me ayuden en tan escabroso tema, siendo Uds. la comunidad de este foro, mis confesores.
Ave María Purísima.
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