Lo de los móviles es increíble, con ellos pasan cosas buenas y malas. La peor fué una de mis primeras experiencias, una chica a la que ya he dejado de vuelta y media mil veces y para no repetirme hoy dejaré su nombre en el cajón, que llegó a levantarse de la cama tres veces dejándome plantado para atender alguno de los tres teléfonos que tenía en funcionamiento. La había visitado varias veces y nunca volví.

La otra experiencia desagradable fué en una cita con una amiga, ésta me dice que apaga el móvil profesional pero que tiene que dejar encendido el familiar, por razones que eran comprensibles. Cuando me estaba dando un placer infinito, suena el móvil, contesta y le dan una mala noticia de salud de su entorno familiar inmediato...

Otro caso, también con móvil personal conectado. Estuvimos mucho rato e hicimos las mil y una y de repente, cuando yo me encontraba al borde, borde borde de soltarme, entre grititos y jadeos sonó el móvil y vibraba correteando sobre la mesita de noche, me entró el ataque de risa loca, a ella también, y no pude ni dejar de reír ni dejar de correrme en su boca ni ella de evitarlo. Suerte que no se ahogó (olvidé decir que ella estaba debajo, por eso no pudo evitarlo) (horror, qué cosas cuento!!!)

De mis correrías realmente tengo algunos recuerdos sensacionales, porque hay chicas que son geniales.

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