Companys,
Esta expe consideradla la continuación natural y cronológica de la anterior con Verónica.
El jueves 5 reservé con una chica panameña llamada Claría. Os aseguro que antes de ella, de Panamá sólo conocía el Canal y Miguel Bosé que nació allí.
Clarís tiene un rostro dulce y afable, un cuerpo proporcionado y una piel dotada para la carícia propia y ajena. Lucía un sugerente vestido corto de tul, collares de perlas (lo había solicitado préviamente) medias y un aire de dulce depredadora.
Así como en la expe anterior me centré en vivir el masaje y la fugaciad del tiempo en el recorrido por la piel, éste día la intención difería sustancialmente porqué la idea y el “encargo” fue interpretado al 100% con Tatiana.
La relación tuvo lugar enteramente en la cama (la camilla todavía sigue allí, pasmada) y consistió en carícias sin prevenciones, besos, susurros ininteligibles y un cariño recíproco. Sé a qué me refiero cuando cito el cariño porqué me refiero al tono y al color de la relación. Tras una hora de tanteos, avances y retrocesos por los cuerpos dejamos que las manos propiciaran la culminación de ambos. No simultáneamente…que tampoco soy Tarzán ni he creído nunca en mitos ni en atletas sexuales.
Con la catapulta definitivamente abatida hablamos de todo y nada, nos ayudamos en el acto de vestirse, así, naturalmente, y nos despedimos con un beso no diría yo qye muy casto.
Tatiana, regresó a su papel de ángel de la guarda para solitarios, se interesó, como siempre, por todos los detalles y , como si nada recibe discretamente el importe pactado (¿cómo lo hará con tanta discreción?) y te lleva hasta la salida asegurándo la privacidad del cliente.
El dilema es: ¿Y la próxima con quién?
La respuesta: llamaré a Tatiana el día antes y sabré recetarme qué cóctel preciso.
Si alguien se decide, xf, contadme
Salut Companys