Companys,
Estas 2 experiencias de nombre Verónica, y otra que mandaré seguidamente bajo el nombre de Clarís, podrían enlazarse con el inicio de la sección “Agencias de escorts” donde informé de la inauguración del centre firstclassbcn.com y donde me comprometí a relataros ambas.
El dia 2 de junio visité este precioso y pulcro piso sin reserva y, claro, tuve mi merecido. Mejor dicho, tuve que largarme con el Cialis surgiendo su efecto. Me lo merezco por improvisar.
Tatiana –la dueña- se deshizo en elogios hacia sus chicas y me trató como si yo fuese el Sha de Pèrsia o George Clooney. Me invitó a una copa de champagne (y cuando digo champagne, digo champagne) invitándome a visitar las instalaciones nuevas a estrenar ya que las chicas estaban trabajando en hoteles (ya sabéis, la Feria de la Logística estaba en pleno apogeo). Los diversos espacios están decorados con un gusto exquisito y las comodidades aparecen por doquier. No hay que olvidar que se trata –básicamente- de un centro de masajes. De ahí que 2 espacios ofrezcan camilla y otro camilla + lecho. A partir de ahí, os sugiero un viaje por la web firstclassbcn.com para imaginar, soñar y encargar todo lo que se detalla en el sitio.
El martes 3 reservé con una chica italiana llamada Verónica. Rastros de maggioratta, labios frutales, una cabellera lacia y unas manos excelsas para el masaje. Llevaba mi tacto sellado en la yemas de sus dedos.
Solicité una hora de masaje podal (pies, dedos, tobillos…) que me relajó casi hasta el desmayo. Al rato, muy muy cortesmente, y pronunciado con esa voz italiana que te subyuga me ofreció algo para beber…antes de darme la vuelta en la camilla.
Nunca pensé que el agua pudiera saber así en determinadas circunstancias.
Así pués, echado boca arriba, tras untar sus manos de pianista, me practicó un masaje dúctil, leve, en todas las zonas erógenas hasta la inconsciencia. Os aseguro que no es cuestión de fricción, ni gemido. NO. Es la levedad del tacto, el relajamiento de la vida hasta llegar al sexo oral que, literalmente, te lleva a un estadio superiror del placer.
No recomendaría este servicio a nadie que guste de chicas guerreras, de corte excesivo, de formas elementales. Concretando, alguién que necesite urgentemente descomprimir, no sería el caso…con Vero, claro.
La despedida, tras la ducha, fue dulce y educadísima, como todo el acto que compartimos. Dos besos y el anhelo de regresar pronto.
Tatiana, en su papel de maestra de ceremonias avezada, tras el prudente tiempo de espera, acude a liquidar el servicio, se interesa por todos los detalles. Y lo hace sinceramente, y, al final, elegantemente recibe el abono del tiempo pactado y te acompaña hasta la puerta. Total que te vas de allí con el cuerpo levitando y los ojos incendiados de Tatiana.
Personalmente agradezco mucho que no obliguen a abonar antes que nada.
Animáos y me contáis.
Pronto os cuento la 2ª expe, con Clarís.
Salut Companys