Hay días perdidos en que te encuentras a un ángel entre las sábanas.
Un mañana de sábado te pones el disfraz de pecador y sales a deambular por esos barrios de mala muerte buscando la buena vida, pero sólo descubres las miserias que la gente llevamos puestas como caretas.
Te sorprende tu mirada triste reflejada en un escaparate de juguetes nuevos que en unas semanas descansarán ya rotos en cualquier contenedor, después de haber cumplido su misión de aportar alegrías pasajeras a niños de ilusiones eternas.
Tú sólo querías distraer tu mente para que no te torture con los pensamientos recurrentes que te atormentan, pero el escaparate ingrato, en lugar de dejar pasar la vista de manera neutral, te ha devuelto tu pobre imagen de caminante sin rumbo.
Has quedado con una muchachita a la que doblas la edad para que te aporte el gramo de ilusión que la vida te niega a kilos.
La cita va a ser en un pisito matinal de doble turno que está abandonando los olores nocturnos para recibir a los amantes diurnos que, a cara descubierta, se van a enfrentar al amor apasionado que se puede comprar en una larga hora de corto recorrido.
Tras una cara preciosa, sus ojos iluminan tu mirada como destellos perdidos de la luna llena que te ha perseguido toda la semana en tus paseos solitarios en una ciudad multitudinaria que aísla a sus paseantes para que no confundan sus pesares ni compartan sus alegrías.
Una figura juncal con unos pechitos de novicia elevan tu mirada hasta su cara ovalada que se ilumina con una sonrisa dibujada en sus labios carnosos y recién pintados, junto a unos ojos alegres pero contorneados por unas sombras que te hacen sospechar que su noche ha sido larga y el sueño corto para acudir a tu cita concertada previamente.
Sus explicaciones convincentes acallan tus remordimientos y serenan tu alma para poder disfrutar sin cortapisas de sus encantos corporales mientras ella piensa en los sueños rotos que va a poder arreglar con la escasa recompensa material que tú le vas a dar por su regalo espiritual.
Ya la habías visto mil veces repetida en sus anuncios y por ello su cara te resulta familiar, pero ella te ha acogido desde el primer beso con la misma familiaridad, lo que te hace quererla querer, quererla besar, quererla acariciar con tus torpes mano de la misma manera que ella te acaricia con su mirada.
Hasta que a lo largo del corto encuentro descubres que el secreto está en que ella tiene ángel. Y con él se ha prodigado en ternuras y cariños que nunca podrás pagar y que te van a perseguir el resto de la jornada hasta que tus sábanas frías y olvidadas te acojan esta noche para librarte de tus pecados y aligeren tu tormento por haber ajado la belleza de una niña con ángel.
Aunque al final te ha confesado que ese ángel que a ella la ilumina es su hija que desde miles de kilómetros la visita cada mañana para darle las fuerzas que borrarán sus ojeras para repartir todo el día amor si medida y regalarle paz en sus noches para soñarla despierta y quererla dormida.
Esta mañana me ha visitado un ángel y no me ha abandonado todavía,......que no es poco!