Podría abrir un hilo para esta experiencia que he tenido esta tarde, pero no quiero ya que yo también soy de los que cree que la multiplicación de hilos nos perjudica a tod@s ya que la información se acaba diluyendo. La experiencia en sí no tiene nada de especial, por supuesto que ha sido una experiencia fantástica la que he vivido con Cassandra (no la vamos a descubrir ahora, a Cassandra la conoceis todos y sabeis de su buen hacer, es una gran profesional y mejor persona). Tampodo voy a utilizar una plantilla "ad hoc". Lo interesante es la no experiencia que ha tenido otra “persona” y vale la pena, creo, dejar constancia de ello, de lo que tienen que soportar con demasiada frecuencia (por lo visto) las profesionales del sexo y muchas veces acabamos pagando justos por pecadores. Además, esa “no experiencia” enlaza directamente con el reciente broncochat que ha habido en el foro entre una forera y un forero, y que ha acabado felizmente ya que, afortunadamente, ambos han hecho las paces, y en el fondo del broncochat lo que subyacía era la poca seriedad y la cara tan sumamente dura que tienen algunos que no saben el significado de palabras tales como puntualidad, formalidad, así como los que dan plantones y no avisan o avisan demasiado tarde.
Pues bien, como decía esta tarde he conocido a Cassandra. De la experiencia puramente sexual, no diré gran cosa, entre otras cosas porque ya hay en este hilo una experiencia, de pelos, con ella y al fin y al cabo, ha sido, por lo que intuyo parecida a la suya. Destacar, eso sí, lo guapa que es esta mujer. Preciosa, diría yo. Un cuerpazo extraordinario: ¡qué pechos! ¡que piernas! ¡qué culo! (con la marca del tanga, qué gozada), ¡que zapatitos blancos de tacón llevaba, que realzaban aún más su esplendida figura! Y asimismo, en el aspecto puramente sexual destacar su francés, con garganta profunda incluida, ¡qué maravilla ver como mi hermanito desparecía entre sus fauces!
Y además, lo qué simpática que es, te trata con mucha familiaridad, trata que estés a gusto, me ha contado muchas cosas. Una chica muy agradable. Me ha contado que va a estudiar catalán, ya sabe algunas palabras y le enseñado una frase hecha catalana que le ha hecho mucha gracia: Fas molt de goig, intraducible, literalmente, al castellano: estás muy guapa. En su caso, una verdad como un piano.
El piso es muy grande y con muchas habitaciones, es algo laberíntico. Está muy bien. La habitación en la que Cassandra tiene su teatro de operaciones está bastante adentro, y muy bien, con cama muy cómoda, calefacción en la habitación. Quiero, asimismo, dejar constancia de algo ya que es muy fácil hacer cavilaciones: una cosa me llamó la atención, y es que en el suelo de la habitación hay unas manchas y alguna de ellas hasta está algo enganchosa. Cassandra, sin yo preguntarle nada, me lo contó: en el suelo había moqueta y la quitaron y quedaron todas esas manchas. Me dijo también que lo mejor será volver a poner moqueta. Dejo constancia de ello, no sea que alguien diga en este o en otro foro que el suelo está sucio o que en el suelo habían unas manchas sospechosas, o que sé yo. Nada de eso, que quede claro. El piso está limpio y ordenado.
Como a Pelos, a mí también me ha presentado a una de sus amigas, jaja, que gracia, yo allí desnudo en la cama, y entra su amiga,
Agustina, la chica de Zeta (después la he reconocido, la he encontrado más guapa en persona que las fotos). Después de muchas risas, besos y abrazos, (de repente, me huele detenidamente y me dice: Jean Paul Gaultier, me encanta ese perfume!), me ducho otra vez, me visto, pá casa y hasta otro día, porque esta mujer es para repetir con ella una y otra vez.
Y ahora la no experiencia: quedo con esta bella mujer a las 17 horas de la tarde. Llego al portal del número indicado y me dice que quedemos a las 17.10 y ella me llamará. Doy una vuelta a la manzana, me espero algo más que esos 10 minutos, finalmente un cuarto de hora o algo más y veo que llega un tipo sin afeitar, pantalones tejanos, bambas, el móvil en la mano, en la otra un papel en el que había un teléfono apuntado y un cigarrillo en la boca. Se pone a mi lado y empieza a llamar por el móvil pero no le contestan. Está algo nerviosillo. Mi sexto sentido me dijo:”Este tío esta llamando a Cassandra”.
Al momento, suena mi movil. Es Cassandra que me indica el piso. Cuando llegué al piso noté a Cassandra algo enfadada, cabreada, indignada, incluso nerviosilla…ese cierto estado de malestar, paulatinamente, se le fue pasando.
Todo ello era debido a aquel tipo que estaba en la calle. Había quedado con Cassandra a las 16.00 horas y se presentó ¡a las 17.15! una hora y cuarto más tarde y sin decirle nada, ni una triste llamada ni un sms. Nada. Mientras yo subía, Cassandra le llamó y le dijo que, lógicamente, ya no le podía atender, que se le había pasado el arroz y, por lo que me dio a entender, le echó en cara que no le dijera nada.
Si es que hay cada uno pululando por ahí….Lo que tienen que aguantar las profesionales del sexo. Y además, el aspecto físico del tipo. Y después algunos se quejan de la falta de implicación de las escorts y de que si prestan un mal servicio, etc. También nosotros tenemos que facilitar las cosas, ¿no? No todo consiste en pagar. Porque yo, sinceramente, no soy gran cosa, no soy un hombre guapo,ni atractivo ni nada que se le parezca. Pero eso sí, siempre voy limpio, afeitado, con todas las uñas cortadas, no fumo, y suelo oler a Jean Paul Gaultier. Y el servicio que suelo recibir es más que aceptable: unas veces es acojonante, extraordinario, fantástico, otras veces, es bueno-muy bueno, depende de la mujer con la que estoy, pero no acostumbro a llevarme grandes decepciones. Claro que tampoco voy con cualquiera, soy muy selectivo.
Si lees esto Cassandra, te mando un beso muy grande, guapísima. Hasta otra.
Como te he dicho y que no se te olvide: fas molt de goig