FECHA DE LA EXPERIENCIA: Miércoles 18/04/2007 - Jueves 19/04/2007
NOMBRE DE LA ESCORT: Mireia de GirlsBcn
NOMBRE DE LA AGENCIA: Independiente
WEB: www.girlsbcn.net/escorts_barcelona.htm
WEB PRIVADA: www.mireiaescort.com/
DIRECCIÓN(si fuera el caso): Grácia - Lesseps
TELÉFONO DE CONTACTO: 645-992-303
TARIFAS APLICADAS: 700 € por una noche.
NOTAS:
Por supuesto he omitido muchos detalles, como siempre aquellos que tienen como primer
objetivo preservar y cuidar todo cuanto pudiera proteger la privacidad de Mireia.
Aunque Mireia ha trascendido más allá de sus servicios grabando en mi persona una notable
mella de amistad, he querido dejar este post/experiencia/relato en honor al respeto,
cariño y devoción que me sugiere.
Considero que como persona, las exquisiteces más interesantes no han sido colgadas en
este relato, puesto que son todas aquellas que se fueron revelando minuto a minuto a
medida que íbamos conociéndonos y posteriormente en la amistad que hemos empezado
a cultivar, muy recientemente. Son muchas las razones que podrían incluirse para sugerir
lo relevante que ha sido para mí su deliciosa existencia y cuanto intercambiamos durante
esa noche, que me acercaron un paso más a la exquisita persona y amiga que hay detrás
de la escort.
DEDICADO:
Por lo anteriormente expuesto, me permito dedicar este relato a Mireia, desde el más genuino
e intenso sentimiento de amistad y profundo respeto hacia ella y su dedicación. Todo
cuanto me regaló en detalles de profesionalidad y amistad, ahora ha quedado indeleblemente
grabado en mí y me acompañan en este instante para poder registrar el relato.
Gracias,....Mil besos y mis respetos a la chica Sexy que ahora es mi amiga.
DETALLES PREVIOS AL ENCUENTRO:
¿Porqué Mireia? ¡ Cuantos de los aquí participantes nos identificamos con esa pregunta !
Si simplemente substituimos el nombre de la dama, pero respetamos el carácter de interrogación
y añadimos una pizca de incertidumbre, de ansiedad, de expectación, ¿Cuantos
no seríamos capaces de reconocer que en el arte del acecho, en definitiva, el primer paso
que damos, es por añadido, el que menos somos capaces de controlar ? Somos caprichosamente
selectivos y peregrinamos literalmente entre páginas que amablemente sirven
de tapiz universal para plasmar imágenes. Inmersos en ese frenético devenir, una tras
otra nos sacuden, somos presas auténticas expuestas a nuestros instintos básicos mas
subliminales.
Literalmente nos abandonamos al devenir hipnótico de exquisiteces adornadas de prendas
mínimas que se ciñen perfectamente a pieles de exquisita textura.
Prendas inexistentes en algunos casos, en los que se sugieren, directamente expuestas,
zonas prohibidas, como diseños de origen, cuyo tallaje es gloriosamente celestial. Algunas
ocultan “algo” , o sugieren mucho más de lo que muestran realmente. Algunas no
ocultan y sin embargo tampoco nos están mostrando cuanto contienen.
Dejamos que nuestra retina se deslice por esas formas y nos dejamos provocar sin oponer
la más mínima resistencia.
“Provocar” , es intencionadamente la respuesta a la pregunta: ¿Porqué Mireia?
Me sentí provocado. Es evidente que alguna imagen es la que provoca. Que se sugiere
en ella, que se desea de ella, que sensaciones despierta en nuestro insondable interior
para que empecemos a palpitar en silencio y nuestra maquinaria de captura se active con
carácter de máxima urgencia.
Nos alimentamos por momentos de esa imagen durante horas incluso, la repasamos minuciosamente
y nos vemos en la escena desabrochando minúsculos botones de un vestido
(¿rojo quizá?), o un botón posiblemente más potente y apretado como el de unos
Jeans ajustados que se ciñen gloriosos adornando la cadera de nuestra presa. Que ahora
inexorablemente expuesta a su propio destino, simplemente yace allí, descubriéndonos
cuanto de adorable va a ser el instante inmediato justo antes de que todos y cada uno de
los botones de esos Jeans, empiecen a incidir directamente en nuestra lasciva y libidinosa
imaginación.
Piel codiciada y ahora mostrada que nos sumerge en una agónica cascada de deseo irrefrenable.
Allí estaba deseándola. Grabada en mi memoria fotográfica, la imagen se repetía continuamente....
me acompañaba donde quiera que fuere. Me sobresaltaba insospechadamente
en la situación más impredecible, e inmediatamente me aceleraba, incluso me llegaba
a inquietar. La deseaba.... estaba provocado sobremanera..
y sin más, empecé a desearla...... ¡ Cuanta simplicidad ! Mireia era, en ese momento, sin
ella apercibirse siquiera, objeto de mi más agudo deseo sexual.
No es la lógica la que nos hace seleccionar a nuestra dama de pago sino el palpito básico
del deseo más agónico. La razón tan solo nos conduce a descartar las selecciones previas,
para invalidarlas como posibilidades inmediatas. No es la razón la que nos anima a
poseer sino el deseo.
DETALLES PREVIOS AL ENCUENTRO:
El Primer contacto con Mireia fue telefónico. Se muestra amable, jovial, muy dinámica. No
intenta eclipsar la conversación. Escucha, no tiene prisa, luego habla, define, se muestra
en cifras, predispone a poseerla como perfecta compañía mediante sugerencias. Habla
en Catalán, muy claro. Su acento y fonética denotan claramente que Mireia es Catalana.
Me seduce ese matiz. De Barcelona. Los que hablamos el idioma podemos identificar el
acento como una variante dialectal. Además en el caso de Mireia es evidente que de familia
y antecesores catalanes. (o eso imaginé).
Muy profesionalmente, contesta a mis preguntas. No precisamente a una batería indiscriminada.
No es mi estilo. Mis preguntas son más de detalles de sus preferencias y de que
tipo de cita podría encajar con ella.
Me convenció de que podría ser una maravillosa cita de encuentro nocturno. Tenerla en
horas consecutivas era, sin lugar a a dudas, la mejor de las sorpresas imaginables.
¡Cuantas horas me tome como licencia para evocaciones de sexo memorable con Mireia,
ahora parecían empezar a tomar una forma lo más cercana posible a una realidad!
Me gustó, su manera gentil de sugerirse, con clase, muy desenvuelta. No me decepcionó
en ese sentido, entonces empecé a concluir que, quizá, en la elección de la canción que
suena de fondo en su página web: www.mireiaescort.com ( “The Look of Love” de Diana
Krall) , ella, había incidido directamente. De hecho, Mireia es una chica joven,
de apariencia susceptible pero en absoluto frágil, y es por definición una chica muy sugestiva,
que se muestra tan simple y transparente, como sofisticada i enigmática al mismo
tiempo. Seduce maravillosamente por teléfono. No podía dejar de imaginar hasta donde
sería capaz de seducir en persona.
Nos citamos dos días antes del encuentro, justamente la mañana del miércoles, a las
12:30 h de mediodía la llamé. En la misma secuencia dinámica, joven y desenfadada que
en la anterior conversación con mucha seguridad me cita para visitarla en su apartamento.
Se muestra contenta, (realmente se percibe en su tono de voz) cuando sugiero que me
gustaría invitarla a cenar para conversar con ella y disfrutar ambos de ese instante de
contacto inicial. Me emplaza a las 22:00 en un restaurante Japonés cerca de la clínica
Quirón.
Las conversaciones telefónicas con ella son directas, intuitivas incluso. No divaga ni deja
que sucedan silencios que pudieran romper la atmósfera conciliadora en la que Mireia parece
sentirse cómoda. Cuando las conversaciones terminan uno se queda con la sensación
de haber tenido con anterioridad la oportunidad de haberla conocido. Transmite familiaridad.
Y cuando se despide regala besos en catalán. O lo que es lo mismo “petonets.....”
Así que después de varias llamadas telefónicas previas a la hora y un retraso de 25 minutos
de la hora pactada. Eso si, no sin una absoluta y cuidada apología de arrepentimientos
en las llamadas que hacía para que mi espera no fuera tan tediosa. Allí estaba yo casí
a las 11 horas de la noche, ansioso, expectante, excitado, muy anhelante de contacto con
ella. Mis manos se disponían para tocarla. Simplemente imaginar “tocarla” ya me transmitía
una aguda punzada interior de expectación.
Desde lejos venía acercándose decidida, pisando fuerte, erguida en sus talones con paso
firme, sonriente, familiar incluso, como si el encuentro fuera una prolongación de otros
tantos sucedidos anteriormente.
Te besa, directamente, se deja observar. Sabe que va a ser centro de atención extrema y
que ha generado esa maravillosa expectación de su presencia femenina. Es sensual y la
alimenta constantemente. No puedes quedar indiferente. Te colma al instante en un entorno
conciliador, en el que no caben suspicacias ni tienes la impresión de verte inmerso
en una estúpida secuencia de formalidades previas, supuestas o no, al contacto con una
dama a la que vas a permutar económicamente por su compañía.
No te transmite sensaciones de hallarte en una dimensión de objetivo únicamente para
“follar”. Sino que se prodiga en el arte de la seducción continua, como premisa de profesionalidad.
Es un nivel superior en el que puedes, o no, entrar. Solo depende de ti y de si
estas lo suficientemente atento como para prenderlo al vuelo y disfrutarlo.
Te invita a dejarte llevar para permitirte la licencia de provocarla, sin miramientos. Es coqueta,
se busca a si misma, y le gusta provocar cruzando miradas contra el espejo en la
que tus ojos están siendo continuamente descubiertos en miradas furtivas hacia sus formas,
especialmente las que sirven de contenido a los “jeans” prohibitivos que ha traído
consigo misma portándolos, como bonito maniquí andante, ajustados a su figura en extremo.
DETALLES DE LA ESCORT:
Se acerca tanto como para que te permitas la licencia del contacto directo, intenso. Su
olor natural, sin sofisticaciones, delicadamente perfumada se intuye su aroma corporal entre
esencia y esencia.
Su aspecto cuidado, su bonito pelo castaño natural, largo, sedoso, brillante. Me gustó especialmente
su pelo, me sugería la melena natural de una chica joven, mezcla de ingenuidad
y atrevimiento. Ojos negros, muy negros, cuyo iris es difícil de delimitar, mira intermitentemente,
se deduce un cierto grado de timidez que no es capaz de ocultar. Su tez
es clara pero también bronceada. Sus facciones amables y de sonrisa generosa la aportan
un aura de simpatía realmente significativa.
Sus nalgas prominentes (muy apetecibles), de dimensiones perfectas y piernas contorneadas
con bonitos muslos, preciosos. Sin duda el deporte la ayuda a mantenerlas así.
Su cintura potente, bonito pecho insinuándose, generoso y voluptuosa en contenidos le
dan un porte muy sexy. Zapatos de tacón, bonitos, sin pretensiones. No es excesivamente
alta pero impone bastante. Es por definición realmente muy Sexy...
Al tocarla, se tiene la sensación de calor agradable. Es caliente y confortable como el mejor
de los divanes y sus labios también lo son. Mi rostro dio crédito inmediato de esa cálida
humedad proyectándose a través de un brillo de labios que discretamente dibujaba la
forma natural y carnosa de unos labios muy apetecibles. Sabe jugar con ellos y los utiliza
de continuo, entre bocados y palabras te los muestra en su esplendor, jugosos, y se recrea
en tus ojos mientras la miras. es Sexy. Me sorprende de continuo mirándola y se recrea
induciéndome a seguir haciéndolo, como una licencia especial para superarme a mi
mismo en intenciones.
Lo acababa de descubrir, Mireia es una chica joven, atractiva y sexy. Iba a ser una noche
bastante larga para ambos si seguía prodigándose en dejarme tan claro que era Sexy. Un
exquisito “delicatessen” sexy, sugestivo y fascinante.
Me gusta su manera de comer y la miro. Su rostro es alegre, es guapa. No creía que fuera
una chica muy guapa pero me sorprendí. Sus rasgos son decididamente de Barcelona.
¡No se...!, siempre he creído que algunas chicas de aquí no se dan cuenta pero tienen
una belleza típica, mezcla de sobriedad y erotismo.
Las fotografías de su página son genuinas. No hay retoques, es tal y como se observa en
ellas lo cual es muy agradable para los sentidos ya que no tienes que modificar los esquemas
cerebrales que te acompañaron al encuentro, sino simplemente definir y perfilar.
DETALLES DEL ENCUENTRO:
Mireia es ese tipo de chica que te indica que está disponible para ti, que no debes sufrir
anticipadamente por ello, y tan cerca de ti como tu de ella en intenciones de desearla de
verdad.
Así que como detalle de interés analítico para los que precisen de ellos, diré que a Mireia
se siente cómoda en una cita del tipo cordial y amigable con dosis continuas de “divertimento”.
Aunque está claro que el tipo de cita, gozaba del tiempo suficiente para prodigarse
en ello, aún así, me atrevo a suponer que ese mismo sigue siendo el ambiente que
obtiene lo mejor de ella misma y de su latente erotismo en una cita tipo de una hora.
Tanto la deseas, como ella se muestra deseable para que sigas haciéndolo. Así que fue
fácil para mi una vez la descubrí. Tan solo tenía que desearla con idéntica intensidad con
la que lo había estado haciendo durante horas en evocaciones nocturnas, pero ahora podía
dibujar un bonito rostro a los sueños. Así que me dejé llevar.
Iniciar la conversación entre Tempuras, Maki Sushi y Sopas de Miso fué bastante sencillo,
sobretodo después del curioso episodio inicial acaecido, justamente antes de entrar en el
restaurante. Episodio que Mireia conoce y que inmediatamente supuso un trampolín de
análisis de la deplorable manera que algunos tienen de manifestar su disconformidad con
lo que les parece una injusticia.
Así que allí estaba, frente a ella. La chica que iba a tener durante horas, entre sábanas,
sonriente, cordial, amigable y provocadora.
.........Olvidaba, Conversadora. Si, también muy conversadora, con una facilidad abrumadora
para saltar de un tema a otro a cual de ellos más dispar, y al mismo tiempo todos
ellos interesantes. Ahora tengo además que añadir, que me transmitió sensaciones de
chica muy madura para su edad. Sorprendentemente madura y equilibrada.
Pero me gustaba. Me gustan las chicas que se revelan en palabras porque entre frase y
frase puedes enviarles mensajes subliminales de deseo para desconcertarlas. Y eso es lo
que hice hasta que decidió que quizá era hora de pagar la cena y dirigirnos a su apartamento.
Es una buena acompañante, porque mientras camina, acompaña, y eso es un arte que
una escort genuina sabe hacer. Y Mireia acompaña y se sugiere cerca de ti para inducirte
a conducirla a ella también a tu lado.
Entramos en su apartamento, entre disculpas y bromas exquisitas por la falta de orden
evidente. Luces que se encienden, un ambiente distendido entre ambos, la sigo donde va.
La verdad es que constantemente tengo la sensación de atención por su parte. Se sugiere
pero sin excederse. Diría que deja la iniciativa para ti, y una vez te acercas entonces te
lleva de inmediato a su voluptuosa sexualidad. Así que la tomo cerca y muestro algunos
presentes que he traído para hacer la noche un tanto más agradable. Una Botella de
“Champagne” francés y unos bombones de pastelería artesanal. Sus ojos brillan al instante.
Al parecer Mireia gusta, no tan solo de los bombones (cosa no demasiado sorprendente
entre la gran mayoría de las féminas) sino que además tiene un exquisito paladar predispuesto
especialmente para el “Champagne”.
Acertadamente se confirma que le encanta ese exquisito elixir, lo ponemos en el congelador
para buscar el punto de frío perfecto, bromeamos al respecto de que todo tiene su
punto de frío o de calor idóneo para sacar lo mejor de si mismo. Iniciamos una serie de
preguntas directas para revelarnos mutuamente, nos sentamos al borde de la cama, me
muestra sonriente el desorden de la estancia, nos quedamos mirando alrededor y luego el
uno al otro. Se empezaba a establecer en el ambiente una atmósfera un tanto más intima
y era fácil observar que los pequeños momentos de silencios estaban repletos de sexualidad
contenida.
Por mi parte, mis miradas tienen una clara connotación lasciva que no puedo ocultar, entre
otras cosas porque ella ya sabe de las mismas, y simplemente es como prolongar lo
evidente porque no hay ninguna prisa por precipitar nada. Tal y como está siendo naturalmente
es muchísimo más intenso y genuino.
Quien duda que no haya interpretación y al mismo tiempo, ¿porque dudar de todo si en
definitiva somos nosotros mismos quienes controlamos a placer la situación ? Ella no me
transmite en absoluto ningún “input” que me sugiera que tiene un esquema de trabajo o
un guión premeditado. Mireia se caracteriza por ser natural, incluso a medida que va pasando
el tiempo se ve en pequeños detalles que es una chica joven en continua actitud
desenfadada. Improvisa entre intermitentes apuntes de juego erótico con su bonito cuerpo.
Se acerca cuando la miro y se desprende de la blusa, así decididamente, sin preámbulo
alguno se despoja de esa prenda y se muestra, se incorpora y se desviste directamente,
después de indicarme que puedo ponerme tan cómodo como me apetezca, se va desvistiendo
ante mis ojos a una distancia prudencial. Lo suficientemente cerca como para sugerir
proximidad. Tentadora y de una voluptuosidad manifiesta, se sugiere entre objetos,
deambulando sin prisa y dejando a cada paso una prenda tras otra, descubriendo su
cuerpo ante mis ojos. Estaba ensimismado en ese devenir continuo de prendas suspendidas
por doquier en insospechados lugares como testigos presenciales del vendaval silencioso
sucedido instantes antes de cruzar el umbral de la puerta del baño en el que finalizó
ese delicioso paseo cargado de erotismo sencillo y sin pretensiones de excepcionalidad.
Momento que aproveché para hacer caso de sus sugerencias y empezar a desvestirme
en busca de una máxima de comodidad. Me hablaba a distancia y deliciosamente hacía
cuanto se suponía que normalmente hubiera hecho cualquier otra chica en su rutina diaria
más normal. Los matices sonoros eran de una atmósfera agradable, acogedora, familiar.
No tuve en ningún momento la sensación de estar ocupando un espacio ajeno que pudiera
suponer sensaciones de intrusismo, ella me hacía sentir partícipe de su entorno y me
incluía de continuo en su esquema, sugiriendo continuamente que algo interesante estaba
preparando para el disfrute de ambos en un momento en el tiempo indefinido pero inmediato
al mismo tiempo. Como un juego exquisito, ejercicio de seducción a fuego lento, sin
asaltos ni movimientos sospechosamente artificiales.
Me acerqué a observarla en el baño, y quedé allí apoyado mirándola, desnuda. Estaba
deliciosamente “mostrada” , expuesta a mis ojos lascivos y resistía estoicamente el asalto
de mis envestidas mentales con extrema sencillez. Se sugería a mis ojos mientras sus
dedos húmedos se deslizaban por su cuello extendiendo cremas que adornaban su piel
dándole un toque de hidratación para intensificar el deseo de ser observada. Continuamente
estuve a un solo paso de abalanzarme sobre ella y desatar una batalla encarnecida
con su bonito cuello. Firme, muy apetecible. Pero me contuve, ella se apercibía de mis
intenciones y seguía con su exquisito juego de seducción, esperando pacientemente al
momento idóneo para levantar la veda que estaba siendo puesta al glorioso coto que
desnudo y expuesto tenía frente a mí a escasa distancia. Inexistente espacio en mis pensamientos,
en el que ella ya estaba literalmente adherida a mi cuerpo, imantada por mi
deseo galopante de poseerla.
Intercambio de palabras en una atmósfera relajada, nocturna, tranquila. Devenir de degustación
del primer bombón, estallando al primer mordisco en deliciosa reacción una vez
se iba llenando su paladar de chocolate. Su expresión de gusto, su sonrisa, sus manos
tocándome ahora ya mas directamente, apropiándose inesperadamente de mi disposición.
Aún no me había dado cuenta y Mireia ya estaba iniciando su secuencia directa de asalto
a mi cuerpo. Me condujo directamente a la cama, nos sentamos, lentamente cogió otro de
los bombones y lo “depositó” en mis labios. Y digo bien “lo depositó” porque lo colocó en
mi boca mirándome deseosa con cuidado detalle, mordisqueando su labio inferior con la
más extrema y sexual malicia imaginable, y se acercó a mis labios para degustar el sabor
del chocolate.
Se retiró y se inclinó hacia atrás, exponiendo a mis ojos sus senos, totalmente naturales,
suaves y sugerentes. No demasiado voluminosos pero con un encanto especial. Empecé
a tocarla lentamente y fue entonces cuando sonriente se mostró a mí y mirándome me
dijo que si no tenía ningún inconveniente, antes de seguir acariciándola, previa pausa y
suspiros adornados con más de esos sugerentes mordiscos reflejos a su labio inferior, por
favor si no me importaba pagarla por el servicio que habíamos contratado.
Inmediatamente, me incorporé, sin dejar de mirarla, me acerqué a la americana, saqué un
sobre rojo, en el que ya tenía preparado el importe exacto que serviría de nexo infranqueable
entre su cuerpo y el mío para una noche de placer que desde ese instante empezaba
a ser una realidad inevitable, y lo deposité a su lado, sugiriéndola que por favor se
tomara el tiempo necesario para contarlo y quedar satisfecha con el contenido.
Lo cogió me miró, se levantó, dejando expuesto a mis ojos sus bonitas nalgas, pronunciadas,
potentes y deliciosas. Guardó el sobre y como si de un simple lapsus insignificante
se tratara, se acercó a mí e inicio un juego maravilloso de movimientos a mi alrededor
como acechándome, entre roces caprichosamente premeditados en derredor de mi. Como
una gatita melosa y descuidada se acercaba y alejaba alternativamente, profiriendo
ronroneos a escasa distancia de mis oídos. Sugirió que quizá era el momento de levantarse
a por el “Champagne” que nos esperaba en el congelador y que estaba siendo requerido
por ella a cumplir con el cometido de embriagarla que se le exigía como elixir idóneo
para adormecer gatitas melosas y descuidadas en sus provocaciones.
Fui a por el, y pregunté por las copas para tomarlo, a lo cual entre sonrisas y estupefacción
me confesó que no las tenía. Así que no nos tocó otro remedio que el de compartir a
sorbos alternativos el elixir delicioso y frío que ambos deseábamos a partes iguales.
La pugna por la botella fue intensa, pero supimos solucionar nuestra diferencia en el más
cordial de los tratados. Aunque cuando analizo el resultado final, a tiempo pasado, llego a
la conclusión que sin duda el echo de que ella se hubiera tomado la mayor parte del contenido
de la botella tuvo que ser un claro pago/compensación por las dosis maravillosas
de sexualidad que me brindó en intervalos entre caricias intensas e intencionadas a su
cuerpo.
Redondeada, de piel muy joven y apetecible, con un tacto aterciopelado, textura suave y
bronceada. Tramos de piel distintos en tramos diferenciados de tiempo. Momentos límite
entre caricias y cosquillas. Mireia es una chica de risa fácil que te transmite la sensación
de estar agasajando a tu primera novia, ese primer contacto físico que te ayudo a concluir
que desde ese momento vas a desear cuerpos de chicas para adorarlos por el resto de tu
vida.
Juegos amorosos de acercamiento, coqueteos con la piel de su espalda y de su nuca. Risas
y nuevos acercamientos a través del perfil de su cuerpo. Se deja acariciar y me propone
seguir haciéndolo. Se recuesta boca a bajo y después de mirarme me pide que le de
un masaje, así que como la propuesta es perfectamente válida para un sibarita de las caricias
intensas como yo, me predispongo a recorrer su cuerpo con detalle minucioso, sin
prisas, llevándola a un estado de relax y de entrega en el que su cuerpo me comunica
que es muy excitable.
Es voluptuosa, así que sus pequeños ronroneos son indicador inequívoco de que alguno
de los estímulos efectuados en zonas concretas de su cuerpo son de su total agrado. La
espalda y los hombros, la cara externa de las piernas, su cuello, el torso, y exquisitamente
también las nalgas, que son uno de los valuartes más significativos de su anatomía, además
resultan ser uno de sus puntos de placer preferidos. gusta de ser estimulada y su
respiración se va acelerando por momentos, de manera que ella indica que estoy en zona
de lanzamiento y que si sigo allí no responde de las consecuencias inmediatas de tan
prematuro despegue.
Es divertida y bromista así que es capaz de conjugar a la perfección un jadeo de placer
con una carcajada, para inmediatamente aún no finalizada la carcajada y debido a la insistencia
de la intensidad de la caricia un nuevo jadeo esta vez más agudo y salvaje que
el anterior y este empieza a conducirla a un estado de no retorno en el que Mireia literalmente
inicia su transformación en una mujer incisivamente locuaz en palabras que te provocan
a estimularla mas intensamente.
Mi mano deslizándose por la comisura perfecta de sus nalgas muy lentamente, tan lentamente
que ella empezaba por momentos a perder el control, debatiéndose entre seguir
allí pasiva, aceptando lo que ocurría o pasar a la acción.
Estaba muy excitada así que me pedía que siguiera haciéndolo hasta llegar a la frontera
de piel que limita con la maravillosa abertura de entrada a su vagina. De exquisita factura,
bien depilada, con cuidado, un monte de Venus no demasiado pronunciado, labios tiernos,
ninfas en tono morado, con pliegues limpios y extremadamente suaves, muy suaves
y jugosos. La entrada a su templo es de diámetro considerable. Se tiene la sensación de
estar ante una invitación directa a entrar sin autorización. Atrae y su olor es intenso, un
aroma exótico me invita a aprovechar uno de sus giros de cuello para observarme con
esa mirada penetrante y provocadora para mostrar mi dedo ligeramente untado con restos
de mi peligroso acercamiento a tan húmeda y palpitante zona. Le muestro mi dedo mientras
lo acerco a mi rostro para olerlo profundamente, sin prisas. Sonrisas y excitación en
su rostro, lo vuelvo a acercar más aún para llevarme una dosis intensa que me permita
sellarlo en mi memoria.
Quizá fuera el aroma a Vainilla que inundaba la habitación como consecuencia de la cera
perfumada con ese aroma que lentamente iba consumiéndose pero ahora, mientras escribo
este relato, no puedo más que rememorar evocando ese instante en el que la mezcla
de olores y la tensión de la excitación me provoco una de las sensaciones más agradables
que recuerde estando con una escort.
Era insistente, incluso impaciente me repetía que siguiera rozándola caprichosamente,
deslizándome en un roce casi inapreciable desde su vientre, colocaba mi mano entre la
sábana y su monte de Venus, para luego ir deslizándola lenta y deliberadamente como en
un intento de liberar mi mano de la ardiente prisión en la que estaba siendo encarcelada
entre muslos, como si se tratara de que el movimiento fuera muy intencionadamente inapreciable
para que ella no pudiera apercibirse de en que momento mis dedos ya no estaban
rozando sus adorables y cada vez mas húmedas ninfas.
Suplica que por favor le acaricie los pechos, incluso que los presione insistentemente. Inmediatamente
al hacerlo, multiplica su deseo notablemente.
Se estremece y me pide que no ceda ni un instante en la intención de repetir una y otra
vez idéntica interacción, repetitivamente como una secuencia continua que la transportaba
a una necesidad imperiosa de gemir justamente cuando el roce, en el último milímetro
de piel untada de flujos, ya considerables, siquiera era ya una realidad, como si sus sensaciones
se estuvieran reproduciendo de manera intuitiva, y su deseo fuera capaz de recrear
el placer memorizando la intensidad del deseo al que fue conducida en anteriores
ocasiones
En uno de esos intensos y eternos viajes nuevamente desplazando mis dedos totalmente
humedecidos con sus flujos volvían a penetrar en sus muslos para buscar su vientre de
nuevo, elevarla en un movimiento decidido, incluso posesivo para indicarle que estaba
entregada a la propia perdición de un deseo, que era el suyo propio y que la tenía allí postrada,
entregada, palpitante y ansiosa y que tan exquisitamente estaba siendo revelado a
mis ojos.
Así que acerque mis labios directamente a su espalda y empecé a alternar besos intensos
y húmedos en distintas zonas de su espalda a medida que al unísono, la mano aprisionada,
de nuevo iniciaba su ruta imparable a través de tan peligrosa y ardiente zona, ahora
ya intensamente húmeda, sin saber el resultado que en esta ocasión le depararía ese peligroso
viaje a través de ella.
Tenía mis labios en su cuello, cuando inesperadamente percibí como ahora, Mireia, ya parecía
inquietarse manifiestamente, gemía “in crescendo” cada vez más grave y sin que yo
pudiera hacer nada por evitarlo se arqueó para provocar justamente una abrupta penetración
del dedo que estaba justamente ahora en la entrada de su vagina. Así que me vi sorprendido
por una especie de succión imparable que, literalmente, me metió en su vagina.
Me quedé estático y dejaba que sus movimientos siguieran produciéndose con la naturalidad
que la caracterizan.
Inmediatamente se dio la vuelta y me dijo con voz descontrolada por la excitación que tenía
la necesidad imperiosa de masturbarse sin dilación, que si a mi no me importaba que
lo hiciera, ya que es uno de sus “divertimentos” sexuales en los que se prodiga más asiduamente
en la intimidad y que la dejan saciada (según me confesó allí mismo, en esa
situación, tan naturalmente incluso con detalles (encantadora)). Así que ante tan maravillosa
petición, por supuesto dije que sí y quedé a su disposición, observándola.
Estaba literalmente “pasmado” , estaba allí frente a su cuerpo palpitante de placer mientras
ella empezó una frenética y apasionada batalla con su clítoris que en ese momento
se mostraba ante mí.
Sus movimientos continuos en círculos muy rápidos, desacompasados, elevando ambos
muslos y abriéndose voluptuosamente, dejando al descubierto carne trémula, de un claro
y evidente encendido morado, palpitando caliente, exquisita y descontrolada. Sujetándose
firmemente a mi mano y pidiéndome que no apartara el dedo que había sido atrapado en
ese lugar y que por favor lentamente la penetrara acompañando el empuje decidido de su
cadera.
¡ Que deliciosa mezcla de sensaciones surtieron entonces ! Ella extasiada, yo allí absolutamente
excitado por la escena e irremediablemente destinado a no detenerme ni por un
solo momento, ni de escatimar en la intensidad de las envestidas de mi dedo ni de sus
ojos absolutamente descontrolados por el placer. Gemidos que siguen y siguen en aumento,
palabras que empiezan a perder la cordura, balbuceos de suplicas para no detenerme,
gritos de intensidad muy considerable y un grito prolongado seguido de un espasmo
global de su cuerpo.
Se abandona al placer y queda allí aún sujetando mi mano para asegurarse de que no iba
a apartarla de donde estaba. Agradecida, en palabras inmediatas, muy natural al expresar
que sensaciones ha tenido y lo mucho que le ha gustado.
Secuencia que repetimos en tres ocasiones, con pequeños matices, hasta que ella logró
sendos orgasmos, en la última de ellas ella empezó a asegurarse de que el siguiente en
ser satisfecho iba a ser Yo. Así que mi calenturienta mente empezó a vislumbrar lo que
podría suceder inmediatamente.
Así que entre algún trago común más a la botella de “Champagne” que acompañaba
nuestra extasiante velada, y algún que otro Bombón seleccionado, previo descarte de
aquellos que no la seducían especialmente. Me vi literalmente empujado a la cama por
una dama ya muy despierta y caliente sexualmente que quería corresponder con lo mejor
de sí misma para pagar mi buen hacer con su sexo.
Y para los amantes de los detalles diré que: Es un volcán con muy buenas artes en la satisfacción
de un hombre. Sabe como y donde colocar las manos, como desplazarlas por tu
cuerpo mientras sujeta, el miembro erecto entre labios y se desliza por el, cubriendo todas
y cada una de las pequeñas protuberancias que la morfología de este pudiera contener.
Es una delicia de contacto con sus labios calientes y hábiles, conjuga besos con lametones,
caricias con miradas, se aparta, tensa su espalda sujeta el miembro con la mano y te
observa, provoca con la mirada, te hace perder el control para que justamente cuando
crees que no vas a soportarlo más, vuelvas a tenerla allí, literalmente adherida con la lengua
a la base de tu miembro para volver a recorrerlo con minucioso detalle. Ahora muy
deprisa, ahora intencionadamente muy muy lento y deliberado. Mi más absoluta devoción
a Mireia por el exquisito Francés de la más alta escuela que pudiera imaginarse.
Tenía verdaderos problemas para contenerme, y de sus ojos me percaté que sin querer
interrumpir mi placer quería indicarme algo, así que entre ansioso y entusiasmado le pregunté.
Me dijo que cuando creyera que estaba por eyacular, cuando ya no pudiera controlarlo,
“por favor... se lo dijera” que no le gustaba que se corrieran en su boca”
Faltaría más ante tan sincera y deliciosamente expuesta petición, por otra parte irrevocable
por las nefastas consecuencias que podía tener en el desenlace final del estallido que
estaba a punto de producirse, le dije que por supuesto.
Y así fue, después de un cuidado detalle en seguir desde ese momento con el mismo
buen hacer o incluso mejor, ella se dedicó a intercambiar una batería de caricias, besos,
chupetones y succiones varias que me transportaron al deseo más ferviente de penetrarla
inmediatamente.
Se incorporó la sujeté por la cintura, me pidió que por favor la penetrara a cuatro patas.
Llevándola al extremo de la cama me coloqué de pié, me tomé el tiempo suficiente para
colocarla estratégicamente de manera que pudiera envestirla con la intensidad que el
cuerpo me estaba pidiendo. Y creedme si os digo que era mucha y muy incipiente. Fue
decidida a por un preservativo, me lo colocó muy jovialmente, incluso diciendo que no era
en ese momento lo que más le apetecía pero que era un imperativo insalvable. Que decir
ante tan acertada observación que era, por otra parte, totalmente coincidente con la razón
Fue fácil, ya que Mireia es una chica Joven muy excitable y sexual, que desea entregarse
a placer mayúsculo y que gime y jadea en clave alta, con lo cual es sencillo establecer un
ritmo determinado de envestirla, hasta acompasar justamente cada penetración con el
momento en el que se quiebra y su garganta exhala aire cortante lleno de matices de
desgarro. El ritmo empezó siendo lento y ella no dejaba de masturbarse de continuo. Es
una chica clitoridiana que además se toma muy en serio la tarea de cubrir adecuadamente
con sus dedos el clítoris y darle justamente el ritmo necesario para correrse sin dilatar
mucho el momento. Personalmente creo que no es de una sexualidad subyacente sino de
una muy intensa y directa. Cuando está casi a punto de estallar inquiere de ti que “No pares,
...mas fuerte....algun glorioso insulto permitido a tu persona (nada personal y muy
sexy).
(con permiso de Mireia si llega a leerlo. Y con mi devoción a ella y a su intensa sexualidad)
Así que fui literalmente “golpeando” su bonita y prominente entrada, no sin dejar de mirar
directamente allí para no perderme lo que estaba sucediendo. Mireia ya se encargaba de
erguirse para lanzar una de esas atrevidas y desafiantes miradas, lascivas por excelencia.
Provocándome para que siguiera empujando con más intensidad como si la utilizada
hasta el momento no fuera suficiente. Mordisquea su labio inferior, su rostro se descompone
por el placer y se recupera de nuevo.
Eso me supera y no puedo evitar estallar en un empuje que me provoca un orgasmo fantástico
ya que incluso tuve la sensación (y repito la sensación...) de que coincidí con el
suyo ya que algo aprisionaba y soltaba mi miembro intermitentemente como exprimiéndome,
y el orgasmo fue muy intenso. Pudiera por otra parte, ser consecuencia de que Mireia
conozca las artes del uso maestro del músculo Pubocogcígeo y se prodigara en ello
conmigo. No se lo pregunté. Es una pregunta que queda pendiente para ella, y que solo
ella podrá descubrirnos.
En cualquier caso allí estaba realmente levitando de pie frente a esa visión perfecta de su
cuerpo inclinado hacia delante, mostrando su sexo abierto y caliente ante mi, y yo en una
nube de placer, agradeciendo en silencio el glorioso momento en el que decidí marcar su
teléfono para citarme con ella.
Literalmente nos dejamos abandonados encima de la cama para seguir disfrutando en
silencio pero conjuntamente las sensaciones placenteras que la experiencia aún estaba
dejando como resultados fisiológico recorriendo cada centímetro de la piel. Noté como las
yemas de los dedos me palpitaban.
Yo estaba agotado cuando ella se levantó me miró, sonrió, de nuevo, la sonrisa la caracteriza,
es una chica muy simpática. Me dijo que lo celebráramos con algún sorbo más de
“Champagne”, no podía evitar mirarla estupefacto pensando con que facilidad recuperaba
la energía, así que la acompañé y allí estaba azorada, sudorosa, su larga melena alborotada
y al mismo tiempo encantadora.
La Observé con detenimiento, repasé su cuerpo para memorizarlo. (los que leyeron mi
anterior relato, saben que ese es uno de los trofeos de caza que me llevó conmigo después
de cada experiencia) Así que vi un Tatuaje con un nombre en el costado izquierdo
del vientre. Vi también ahora que el deseo no me cegaba tanto como para perder detalle,
sus piernas, bonitas y potentes, su cuerpo perfilado por el gimnasio. Me fijé en sus labios
de nuevo, y no pude evitar imaginarlos de nuevo allí donde hacía un instante habían estado
prodigándose en atenciones a mi miembro. Vi una chica muy joven con una sonrisa
bonita y con unas nalgas adorables, que estaba allí frente a mi sorbiendo de nuevo de
una Botella de “Champagne” francés mirándome con sus ojos negros, con actitud muy
amigable y cordial, como si fuéramos conocidos amantes.
Me atrevo a suponer que hubo una cierta complicidad, conexión, química. Pero quizá lo
más acertado sería incidir en que con Mireia eso es bastante sencillo, por que es una delicia
de simpatía y terriblemente divertida.
Me explicó alguno de sus chistes preferidos. Nos reímos mucho. El tiempo había pasado
inexorablemente, así que la sorpresa fue mayúscula cuando vimos que casi eran las 5:30
de la mañana. Entablamos un inicio de amistad, así que insisto en una cierta química.
Puedo decir que es una escort atípica que incluso se permite el lujo de incluir en el beneficio
de su compañía, su voz melodiosa cantando. Sí, sorprendente pero canta exquisitamente
bien. Y lo hizo, allí desnuda, de píe, delante de mí sin el más aparente pudor o vergüenza,
cantando fragmentos de canciones que forman parte de su vida.
Era una escena muy curiosa, yo no podía moverme de la cama, observándola, allí frente a
mí, medio adormecida, (creo que el “Champagne” tuvo una incidencia significativa en en
su adormecimiento) prodigándose en notas aparentemente imposibles pero exquisitamente
arrancadas de su garganta en tono “soul” muy pronunciado. Insinuándose a un espejo,
cantándome a mi, provocándome aún de nuevo, seduciendo mis oídos y mis ojos con
movimientos sensuales exquisitos, deslizándose al baño para ducharse, sin dejar de cantar,
invitándome a seguirla para no perder el hilo de la canción. La sigo al baño, lavándose
y cantando. Me invita a lavarme. Sigue cantando en tono bajo. Salgo de la ducha y llego
hasta ella.
La encuentro ensimismada en una de sus canciones favoritas, limpia y muy sexy se levanta
me canta cerca se insinúa de nuevo, coquetea me roza y literalmente cae a la cama,
con la gloriosa suerte de que yo estaba lo suficientemente cerca y lo suficientemente
despierto como para cogerla, casi al vuelo, y dejarla en la cama, sí aún cantando, ¡ como
no ! Porque Mireia es así de natural en una cita. La observo dormida durante unos segundos...
y justamente antes de darme cuenta que estaba al borde del agotamiento y la extenuación,
me encuentro diciéndome a mi mismo...
Mireia, una noche de primavera y “Champagne francés” ¡ Maravilloso y Exquisito Cocktail
Sexy !
P.D. Seguramente queda por registrar lo que sucede a la mañana siguiente cuando abres
los ojos y te despiertas junto a una preciosa escort, aún dormida a tu lado. Pero ese detalle
lo reservo para mí y para Ella. Mi beso más intenso para ella....