FECHA DE LA EXPERIENCIA: principios del 2007
NOMBRE DE LA ESCORT: Judith
WEB:
http://www.girlsbcn.net/girls_archivos/gbjudith.html
DIRECCIÓN(si fuera el caso): no voy a ser yo quien lo diga
TELÉFONO DE CONTACTO: 652 368 152
TARIFAS APLICADAS: 250 €/h
DETALLES DE LA ESCORT: Nacionalidad: española. Edad: 21. Constitución: tal como aparece en las fotos, doy fe. Tatoos y/o piercings: 3 pequeños tatoos en muñeca, antebrazo e ingle. Fumadora: creo que ocasional, no noté nada. Sexo: depilado y bonito. Carácter: muy peligrosa, te lleva a la perdición más absoluta.
PUNTUACIONES DE LA CHICA: teen por antonomasia, es la típica universitaria que va de rebajas con su madre y que nunca ha roto un plato.
EXTRAS SEXUALES: Francés: sin. Terminado oral: seguramente. Besos: muchos y apasionados. Griego: sí, pero no lo puse en práctica. Temática sado: nooo. Masajes: no, en absoluto. Repetiría: sí, sin lugar a dudas. De hecho me he montado un plan de ahorro.
Por teléfono me pareció una chica risueña y agradable. Cuando nos vemos, lo primero que pienso es: "joder, menuda pijita fashion que acabo de conocer". Me lleva a su apartamento, muy moderno por cierto, y empezamos a besarnos. Los primeros besos eran bastante tímidos.
Nos desnudamos mutuamente y empezamos a acariciarnos sin parar de besarnos. Risitas. Me lleva a la ducha y nos frotamos a conciencia con jabón. Más risitas, como me pone. Una vez en la cama, más besos y más carícias. Los besos se diferenciaban y mucho de los primeros.
Empiezo a bajar y me deleito con los pezones que se ponen duros como piedras. Continuo bajando y coloco sus piernas encima de mis hombros. Y allí, delante mío, el paraiso. Me morreo con su sexo, le busco (y encuentro) el clítoris con afán primero y luego con calma. Ella me dice que le gusta, que lo hago muy bien (algo habré aprendido). Le digo que se corra si quiere. Me dice que le gustaría. Sigo un rato así y después reclamo mi parte. Me tumbo en la cama y, con mucha delicadeza y mucha calma, empieza a hacerme el francés más agónico y expectacular que me hayan hecho nunca. Ora con su delicada boca y lengua, ora con un suave movimiento de su mano. A ratos la miraba y la expresión de su cara era la de haber roto la vajilla entera. Madre mía, yo quería y no quería correrme. Estaba tan excitado que apenas me lo podía creer, ¡qué gratificante era ser hombre en aquel instante!
Después de un rato bien largo así, demasiado para mí, buscamos un preservativo. Me lo coloca con la misma suavidad de la que había hecho gala y se coloca encima muy despacio. Se mueve lentamente mientras mi sexo la acaba de penetrar. Empiezo a temer que va a mantener al mismo ritmo que antes. ¿Qué hago si me quedo en el sitio? Como mínimo sonreir.
Cambiamos de posición. Me pongo encima y ella levanta las piernas hasta yo colocarlas a la altura de mis codos. Empiezo a penetrarla profundamente, a cogerle el culo con fuerza, a cambiar de ritmo (no voy a ser menos), a besarnos con furia. Ella empieza a masturbarse para que yo lo viese todo. Todo esto me pone y mucho, como si no lo estuviese ya. Y lo peor es que ella lo sabe. Lo supo desde el primer roce. Por lo que yo no puedo ni quiero parar. Evidentemente, me corrí, con tantas ganas como pocas veces me he corrido.
Nos besamos un rato, bueno, nos enrollamos como chavales, y nos vamos a la ducha. Me duele de correrme tan fuerte por lo que le digo que me enjabono yo mismo. La sensiblidad era máxima y no hubiese podido soportar otra sesión de burbujas como la anterior.
Nos vestimos y nos despedimos con un largo y húmedo beso. Otro más no me importaba en absoluto.
Me pidió que la volviera a llamar, algo que hasta la fecha no me había pedido ninguna como ella lo hizo. Mira que me he tirado a universitarias en la facultad, pero como Judith ninguna. No es la típica que se abre de piernas y levanta las palmas de las manos a verlas venir. Así que seguramente lo haré. Esa hora me supo a poco.