angelina
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Cuando: 07/2012 - Ciudad: Barcelona - en Apartamento de la escort
Valoracion experiencia -->9
FX rank -->9.25
Duración del encuentro: 75 minutos
Precio: 200 euros
Lugar del Encuento: Apartamento de la escort
Valoración Apartamento: 8
¿Pecho?: Tuneado
¿Fumadora?: No lo sé
¿Besa?: Besa con lengua
¿Griego?: Sí
Valoración Estética: 9
Valoración del Servicio: 9
E inicio el décimo relato de experiencias en el foro, con la misma escort con la que empecé cuando me registré en el mismo hace más de un año: Angelina. Aquel primer (y hasta ahora único) encuentro me sorprendió gratamente, ya que Angelina demostró tal implicación que parecía que era ella quién quedaba conmigo, y no al revés. En esta segunda cita, aparte del morbo que desprende por sí misma, Angelina me ofreció algo más: pasión en forma de besos, muchos besos.
Continúa en el mismo piso, con lo que no hubo problemas para llegar con puntualidad a la cita, este último viernes a las siete. Nada más llegar a su puerta, me abre y me la encuentro con un magnífico conjunto de lencería color azul (¿o más bien gris?), aunque antes de disfrutarla con la vista, ya me recibió con un fuerte beso. De seguida pasamos al dormitorio, donde continuamos los besos y me va desnudando. Pero antes de ir a más, me ofrece ir a la ducha: el calor de la calle y el que desprende Angelina es mucho para mí, y el agua irá de maravilla para tomar un respiro.
Finalizada la ducha, vuelta al dormitorio con ella, que ya me recibe desnuda. Me sigue besando, me quita la toalla, nos acariciamos mutuamente… Y seguimos así en la cama, de cuclillas y besándonos. Angelina baja hasta mi miembro y lo empieza a lamer con deleitación, es un gustazo disfrutarlo. Me tumba en la cama boca arriba y sigue con su dominio en este arte, y yo voy aguantando estoicamente. Por suerte y antes que me corra, se pone encima de mí y comienza a cabalgar con fuerza, mientras yo le sujeto fuertemente sus pechos. El movimiento y ritmo que le pone hará que en apenas unos minutos ambos lleguemos al orgasmo, disfrutándolo hasta el último suspiro.
En el momento del descanso, hablo con ella y me sorprende que recuerde aún muchos detalles de nuestro primer encuentro. Y no mentía, pues se acordaba de mi nombre a pesar de haber pasado más de un año. Imaginad si se acordaba de detalles, que incluso a mi alguno se me había olvidado, y eso que lo dejé aquí por escrito…
Para el segundo acto, llevo yo la iniciativa y le devuelvo el favor: beso sus labios, sus mejillas, sus pechos (ya no son los pequeños naturales que tenía, pero que bien le han quedado) y bajo hasta su sexo para lamerlo, besarlo y hacer todo lo posible para que se humedezca rápido y bien. Disfruta, y me lo hace saber, pero yo también estoy en la gloria. Y que mejor manera de disfrutar ambos que con el 69 al que pasamos: había una lucha por ver quién daba más placer al otro.
Tras varios minutos, vamos a otras posturas: primero a cuatro patas (que gran visión de su trasero y que regalo para la vista) y luego con Angelina tumbada, con sus piernas sobre mi pecho, y yo contemplando como mi miembro entraba y salía de su sexo. Otra gran imagen que guardar a las muchas que tengo. Entre estas dos posturas, a ella se le escapa un pedo vaginal del aire que le había entrado: cosas del momento, que pasan a menudo, pero ambos nos lo tomamos con humor.
Pero el ritmo que llevamos es brutal, e inevitablemente he de pedir otro descanso: al no estar puesto el aire acondicionado, y con tanto movimiento, estaba sudando bastante. Paramos para otra breve charla y luego una ducha por mi parte. Gracias al agua, vuelvo con energía y seguimos para finalizar por lo alto: ella me pone a tono con su sesión de francés, yo le doy otra buena sesión de cunnilingus y, como en el primer acto, en la postura de ella encima frente a mí, domina a mi miembro, y con sus movimientos pélvicos, crece el ritmo hasta llegar nuevamente los dos a otro orgasmo.
Ni que decir que me había dejado (¡otra vez!) agotado. En cambio, Angelina seguía riendo y estaba contenta: todavía tenía energía para seguir si la ocasión lo hubiera requerido. Desde aquí hasta la despedida en su puerta, ya sólo recuerdo muchos besos: tras terminar el segundo acto; tras cada pequeña charla que tuvimos; después que saliera de tomarme una ducha por tercera vez; mientras me vestía; y por último, en la misma puerta. Habrá un tercer encuentro con Angelina, y esta vez no tardaré otro año. Palabra.
Resumen y valoración: Si el primer encuentro con Angelina estuvo muy bien, este segundo tampoco se ha quedado atrás. Ha sido un encuentro más variado, gracias a que he conocido su faceta más pasional con la cantidad de besos que me ha obsequiado, unida a su alta implicación en el sexo que ya conocía. Todo un valor seguro con la que espero tener más encuentros en el futuro.
Saludos y hasta otra.*
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