VeronicaBCN
Cuando: 06/2012 - Ciudad: Barcelona - en Apartamento de la escort
Valoracion experiencia -->9.5
FX rank -->9.5
Duración del encuentro: 69 minutos
Precio: 200 euros
Lugar del Encuento: Apartamento de la escort
Valoración Apartamento: 10
¿Pecho?: Natural
¿Fumadora?: No lo sé
¿Besa?: Besa con lengua
¿Griego?: No lo sé
Valoración Estética: 9
Valoración del Servicio: 10
Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.
Tiene razón el que lo dijo, pero no conocía a Vero y Ro, porque estas señoritas juntan los tres en uno: hacen un día santo en el día del Corpus y te hacen despegar de tierra.
Ellas se ganan la vida con esto; yo voy a verlas por diversión. O sea, que lo tengo clarito, pero eso no quita para que nos llevemos fenomenal y (de verdad lo digo) nos consideremos amigos. Aparte de eso disfrutamos del sexo mucho, mucho, mucho.
Nos ponemos al corriente de lo último de nuestras vidas, tomamos una copita y saludo a Carmen que abre tímidamente una puerta y, antes de desaparecer, me da un besito y me dice que hoy sí que vengo guapo. Qué joía que es, o sea que cuando vine a verla a ella, vine hecho un harapo.
El sofá contempla los primeros metemanos y sacapechos (el día que hable ese sofá cae el gobierno).
De ahí saltamos a la cama y devoramos a Roberta que empieza a ponerse cardiaca con mi boca en sus labios verticales y con Vero besando con pasión. Pronto Roberta se pone malita y comienza a tener espasmos, pálpitos y temblores.
Joé, pues si te vas a poner así, te dejo tranquila un ratito nena.
Bueno, va, mientras Roberta vuelve a su ser, Vero empieza con los nervios porque mi boca no la deja vivir. Va pidiendo más y más, mientras Roberta va dando consejos, en plan coach: “Sí, sí, mete la lengüita. Mira cómo se pone de locaaaaa”. Yo no sé si Roberta va de entrenadora o de profeta, porque al poco tengo a Vero haciendo la del exorcista y pegando botes hasta que me dice eso de “Paraaaaaa, que no puedo más”.
Bueno, el caso es que queríamos tomar una duchita y nos hemos liado un poco, pero nunca es tarde para refrescarse.
La ducha en sí es grande, pero no sé por qué nos juntamos tanto que acabamos liados completamente. Hay manos, bocas, sexos, piernas entremezclados. Con Vero enredada en mi cuerpo, siento que se me va la vida en la boca de Roberta hasta que descorchamos el champán y nos reímos los tres al hablar de las virtudes terapéuticas de la leche de tigre.
Si estar en la ducha con dos lobas tiene peligro, rodar sobre la cama y encontrarse con Vero envuelta en una toalla es aún peor. ¡Qué guapa es la joía! Así que, cuando llega Roberta ya nos encuentra liados.
Y a partir de ahí pierdo el control y ya dejo de distinguir la secuencia temporal. Quedan imágenes inconexas en mi memoria que recuerda los raros momentos de lucidez.
Por ejemplo recuerdo devorar el sexo de Roberta que se pone a horcajadas sobre mi boca mientras que noto que algo pasa en el sur, donde Vero me engulle golosa.
Tiembla de nuevo Roberta y yo siento cómo se abren las carnes trémulas de Vero que me cabalga desbocada. Ro retransmite el partido y me dice que es un gozo ver cómo el balón entra y sale en la portería.
Veo después a Vero abrazada a mí, mientras Roberta me vuelve a engullir mi pocoyo haciéndome explotar feliz. ¡A tomar por saco la abstinencia! Esto es una fiesta.
Brindamos por eso y reímos con cualquier tontería, porque ya lo dije: somos amigos.
Salgo a la calle y tomo contacto con el suelo. ¿Alguien se cree que el paraíso está en este mundo?
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