Victoria
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Cuando: 07/2011 - Ciudad: Barcelona - en Apartamento de la escort
Valoracion experiencia -->6.5
FX rank -->6.5
Duración del encuentro: 80 minutos
Precio: 150 euros
Lugar del Encuento: Apartamento de la escort
Valoración Apartamento: 7
¿Pecho?: Natural
¿Fumadora?: No lo sé
¿Besa?: Besa con lengua
¿Griego?: No lo sé
Valoración Estética: 7
Valoración del Servicio: 6
Como recientemente he superado mi mayoría de edad, me he decidido a colgar una experiencia de hace ya un buen tiempo, pero que confío que pueda resultarle útil a alguien.nt/girls_archivos/gbvictoria37.html
Era una de las pocas tórridas jornadas de julio que nos deparó el pasado año. Andaba yo más caliente que un ajo arriero* y me encontraba en el máximo furor por la ternera madura. La llamé por teléfono en busca de ese primer contacto en el que notas si saltan chispas o si los polos se repelen. Tenía un acento muy raro y una voz muy femenina pero no precisamente de lo más agradable. Todo ello no hizo si más no que incrementar el morbo que sus fotos me daban. El contacto telefónico, que acabó con un aprobadillo justito y que sumado a que toda mi sangre fluía por el obelisco, me llevó lanzado hasta su guarida.
Llegué raudo y veloz, y ups, en el momento de llamar al telefonillo entra una persona (soy muy meticuloso y receloso de mi intimidad en estas situaciones), con lo que se generó para mi una situación un tanto embarazosa. Subo hasta su piso y me abre la puerta. Todo a oscuras, me coge de la mano pero yo no la veo. Entonces se entabla la siguiente conversación:
Yo: Por qué no enciendes alguna luz, no quieres que te vea?
Victoria: Nooo, es para que no salgas corriendo.
Y: Tan fea eres? Crees que voy a salir corriendo?
A todo esto me empezó a circular un mal rollo por el cuerpo pero entramos en su habitación y al fin pude verla. No había motivo alguno para salir corriendo. Tenía un tipín fantástico, inteligentemente adornado con lencería fina. De cara no era ningún bellezón sin ser fea para nada. Se le adivinaban rasgos de latinoamericana, cosa que a mi particularmente no es lo que más me gusta. Me dijo que era venezolana. Lo que era indudable, era que no tenía 38 años. Decidí cruzar esa línea consciente del riesgo que la hazaña conllevaba, matizando que no se hacía ningún favor a sí misma, pues estaba muy buena, pero era evidente que no tenía esa edad y encima en mi caso, si dijera que tenía 50 (que tampoco los tenía) aun me hubiera dado más morbo. Entonces ella admitió tener 44, y hay que decir que ahora ya no sé si habiendo yo descubierto mis cartas encima se añadió una o dos primaveras más, porque tampoco los aparentaba.
Hablaba demasiado… pasé a la ducha, yo solo. Volvimos a la habitación y seguía hablando, hasta que decidí pasar al ataque degustando unos de los mejores pechos que he tenido en mi boca. Naturales y melosos. Las fotos no le hacen justicia para nada. La empiezo a besar. No besa nada bien… sus besos son cortos, faltos de pasión y su lengua te esquiva tímidamente sin hacerlo de forma explícita. Dejo que pase ella al ataque y empieza con buenas maneras un francés que rápidamente va de más a menos. Como vi que por ahí no llegaríamos muy lejos decido que me ponga la silla y se ponga a cabalgar. Entretanto intento despojarla de su lencería para unir los dos cuerpos totalmente desnudos. Me dijo que no, que les resultaba más erótico así. Entonces pensé que este negocio se daba como en el del fútbol aquello de que* el que paga no manda. No me gustó el detalle pero tampoco íbamos a hacer un drama tneiendo yo el garrote duro como un muro.
Empezó a cabalgar con poca agilidad, lo cual no me hace disfrutar en exceso, hecho que queda compensado por ver su físico bien conservado. Pasamos al misionero, posición en la que se desenvuelve bastante mejor y con la que creo que disfruta más, pues se permitió el lujo de azotarme varias veces las nalgas mientras chillaba a la par que gemía –fóllame duroooo, fóllame duroooo!!!- hasta tal punto que incluso me medio cohibió. Luego pasamos a las cuatro patitas posición en la que se desenvolvió aceptablemente. LA visión del paisaje más cercano que tenía me hizo estallar , en lo que fue un polvete aceptable, pero para nada histórico.
A partir de aquí siguió charlando, charlando y charlando. Yo estaba bastante relajado y no intenté ningún round más, pues gran parte de las veces lo doy todo a un asalto y esta vez no fue una excepción. Eché en falta la madurez de conversación que tanto me gusta en las damas.
Salí con el cargador vacío y con la sensación de que debería procurar que mis incursiones, por contadas que son, deben aspirar a obtener valoraciones más altas.
No lo pasé mal del todo, pero para nada repetiré. En cualquier caso tampoco la desaconsejaría porque tuvo sus detalles y momentos y probablemente yo no fui capaz de activarla del todo, pues debo decir que en mis expediciones prefiero comer lengua más que almejas… rarezas que tiene uno. Las almejas prefiero comérmelas en mis encuentros donde el pago por el servicio es un impuesto indirecto y no un tributo explícito como este.
Así pues Victoria? Por la mínima. Venció pero no convenció.
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