Hey Archer!

Recuerdo a Joana de haberla visitado alguna vez en el apartamentito de la calle Bejar, tras la torre Catalunya.
Le gustaba mucho hablar de arte y galerías, me ofrecía cava, era muy atenta.

No era ninguna leona en la cama y desde luego no era nada difícil aprenderse su juego. Para que la cosa funcionase, debía poner yo las ganas que ella no ponía. Pero como me atraía, me lo pasaba bien.

Siempre me hacían gracia las extrañas tarifas que aplicaba, veo que sigue igual.

Saludos detectivescos.