La experiencia no fue mala; fue horrible porque así la viví yo. Sentí lo forzado de la situación,
el falso glamour de la cama deshecha con la luz cruel encendida, la falsedad de su pretendida excitación, mi propia animalidad...
Pero así me gusta, amigo Taoran, que me des ánimos diciendo lo bien que te lo pasas.
Es broma. Me gusta que traten bien a la gente que aprecio, así que me alegro de que os tratárais el uno al otro.
Salí de este encuentro vacío y hablé con Angelina. ¡Cómo se alegró de saber que nos veríamos pronto y cómo me lo demostró después! ¿Y mi último encuentro con Anna? Ellas me hicieron ver que simplemente no había estado con la persona adecuada.
Pero todo eso son otros encuentro plenos y luminosos.