Hay algo que no se ve, pero que yo aprecio enormemente: tienen un sentido del humor envidiable. En algunos momentos nos reíamos tanto que decíamos: "Vamos a parar un poquito con el jijí-jajá que, si no, esto no avanza".

De una en una o de dos en dos, Vero y Roberta están muy, muy arriba.

Su anterior piso (el Purgatorio) era lo mejor que yo he conocido en este mundo. Era un duplex de diseño como no he conocido. Su piso actual (el Paraíso lo bauticé) es aún mejor.

Tras pasear por muchas alcobas de Barcelona, diría que se cuentan con los dedos de una mano las que son más profesionales que ellas (y además tienen la gracia para que no se note porque solo reciben amigos). Y ninguna, ninguna he conocido con la que uno se pueda sentir más cómodo y que sean de mejor trato.

Respecto a su aspecto físico, miren simplemente las fotos.

¿Que exagero? Pues, señores, vayan a verlas y luego me cuentan.