Sonia
Cuando: 10/2011 - Ciudad: Barcelona - en Apartamento de la escort
Valoracion experiencia -->9.5
FX rank -->9
Duración del encuentro: 60 minutos
Precio: 150 euros
Lugar del Encuento: Apartamento de la escort
Valoración Apartamento: 9
¿Pecho?: Natural
¿Fumadora?: No lo sé
¿Besa?: Besa con lengua
¿Griego?: No lo sé
Valoración Estética: 9
Valoración del Servicio: 10
Que no me entere yo que esa boca pasa hambre
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Primer contacto in person y me da unos deliciosos besos que darían para escribir libros.
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Sus labios se aprietan contra los míos, su lengua – experta- me busca y me halla, sus manos me acarician y su cuerpo se aprieta contra el mío.
Marededeu,* compruebo que soy quizás un coche utilitario, pero que me acelero de cero a cien en menos de cinco segundos. Buffff.
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En un plisplás su pechos se ofrecen a mí, me encuentro casi del todo desnudo y la razón suena para recordar que hay que hacer unas pequeñas abluciones. Visto mi estado de excitación y la perpendicularidad de ciertas partes de mi anatomía, tengo alguna dificultad para no golpear con las puertas y montar un desaguisado.
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Vaaaaale, me doy una duchita rápida para refrescar y, mientras, Sonia trae algo de beber.
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Cuando vuelvo y la veo desnudita ¡se me quitan de golpe las ganas de beber agua, vino o gaseosa! ¡Me la quiero beber a ella!
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Tumbadita en la cama, exploro con besitos, besacos y besarracos hasta llegar a su vientre, sus piernas y su locura, que mi lengua acaricia, besa, chupa y disfruta. ¿Que disfruta? Pueeees, yo diría que sí, porque Sonia vibra, se retuerce, pide más, más, más … hasta que de repente explota y pide tregua.
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Y allá va el tiburón dispuesto a comerse el pececito. Bueeeno, tampoco es un tiburón. Es muchísimo más agradable. Me encanta, me excita brutalmente cómo me devora , cómo besa todo lo que está al alcance de sus labios, cómo disfruta de mi excitación.
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Poco, poco falta para que me deje ir, pero quiero sentir su interior y rápidamente me veo plastificado para emprender nuevas aventuras.
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Me cabalga leeeentamente, suavesito, suavesito, calentito, calentito…* y yo tiemblo, sufro, me dan temblores. Poquito me hace falta porque me tenía a punto de caramelo y me dejo ir mientras ella se mueve suavesito, suavesito, calentito, calentito. ¡Una gozada de los sentidos, mientras ella me besa contenta!
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Que no me entere yo que esa grutita pasa hambre
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Nos colocamos de lado y hablamos del placer, del sexo sentido, del calentamiento global… Vaya, ¿qué digo yo del calentamiento global cuando tengo un calentón local que pa qué pa qué?
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Besos que se cruzan, exploraciones linguales, reencuentro con el sexo agradecido… Todo es agradable e invita al gozo. En un momento dado Sonia me dice que la estoy provocando mucho, mucho y que mi boca es muy, muy pícara.
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Me toca entonces llevarle la contraria y decirle eso de “que no me entere yo que esta grutita pasa hambre”.* Se ríe, me río y entro en su interior, rindiendo homenaje a los misioneros que tanto enseñaron y que con tanto ardor esparcieron su semilla evangelizadora. Y así, como misioneros del amor, gozaaaamos de nuevo.
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En esa posición en la que quedamos, aún unidos íntimamente, me pregunta si quiero un masaje y noto como sus manos me aprietan la espalda y deshacen cualquier tensión. ¡Qué manos tiene esta niña!
Nos refrescamos frugalmente por dentro y ¿un masajito, pues? Vaaaale, nos relajamos un poquito, ella se tumba sobre el vientre dejando la espalda al aire y…
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Que no me entere yo que esa culito pasa hambre
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Me paseo por la espalda, el cuello y me entretengo con ese culito que le ha dado la naturaleza a mi niña. ¡Qué bonito! Le doy un beso de color oscuro, oscuro y buffff ¡dice que le gusta!
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La verdad es que me estoy poniendo brutote, brutote. No es que sea muy versado en griego clásico, pero lo pienso y me atrae un montón la idea. Y cuanto más lo pienso, menos pienso y más tonto me pongo.
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Noooop. Vamos a jugar a los cochecitos y me imagino que voy en un A4. ¿Qué pasa? ¿Qué hay que ser más explicito?* Vale, vale. Pues eso, que me pongo como los perritos de feria disfrutando muchísimo.
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Y tras jugar al galgo, ahora le toca el turno a las cucharas, besando en ocasiones con pasión, antes de dejarnos ir a la locura total, total. ¡Explosión de color, fuegos artificiales, banda de música! En fin ¿qué voy a contar? Un orgasmo bruuuutal.
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Tras un combate salvaje, departimos tranquilamente antes de ducharme para volver a la vida real, pero espera, voy cargado con uno, dos, tres, cuatro besos.
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-Hasta pronto, gatito.
-Hasta pronto, mi niña.
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¿Entonces ella?
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Es una niña deliciosa, sabe besar como pocas. Me gusta, me gusta, me gusta. Es delicada, ardiente, *tierna y sensual. Busca su placer, lo comparte y excita el mío. Uno se siente fuera de toda urgencia. Me sentí su amigo desde el momento en que la vi. La verdad es que yo disfruté mucho del encuentro y no hablo solo del aspecto sexual. ¿Qué más queremos?
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