Gatita salvaje
Cuando: 11/2011 - Ciudad: Barcelona - en Apartamento de la escort
Valoracion experiencia -->10
FX rank -->9.525
Duración del encuentro: 60 minutos
Precio: 200 euros
Lugar del Encuento: Apartamento de la escort
Valoración Apartamento: 10
¿Pecho?: Tuneado
¿Fumadora?: No
¿Besa?: Besa con lengua
¿Griego?: No lo sé
Valoración Estética: 10
Valoración del Servicio: 10
Cariño, tengo exactamente treinta minutos de retraso
Recibo ese mensaje en el móvil y me doy cuenta, una vez más de que Bruna es extraordinaria. Valora mi tiempo y me respeta.
Es puntual y atenta, dando información precisa, pero con un tono alegre y cercano que te hace desear encontrarla de nuevo.
Había tenido que cancelar, reprogramar para otro día y me di cuenta de lo fácil que es encontrar con ella el momento adecuado para un encuentro.
A la hora precisa encuentro un mensaje que me confirma que me está esperando y allí me la encuentro radiante, preciosa con su vestido blanco y su sonrisa que ilumina. Intenta pedirme perdón porque… pero le digo que ya no, que si me pide perdón por tal o cual cosa le tendré que pegar en el culo como a los niños malos. Debe ser que no le doy mucho miedo porque se ríe, se ríe.
Play
Sobre el sofá brindamos y, las cosas como son, nos metemos mano de forma salvaje. Yo le aviso que no se fíe de mí, porque mi intención es contarle historias y llevármela a la cama.
A ella no le parece mal el plan si voy limpito, así que salto a la ducha impecable que tiene y me lavo con cuidado, pero con celeridad. Bromeamos con lo de lavarse como un gato y le explico lo que significa un “baño checo”.
[spoiler]
Baño checo. Dícese, onomatopéyicamente del lavado de bajos, que se efectúa sobre el bidé por la susodicha en cuestión. Dícese repetidamente también, del sonido que tal menester produce.
(Extraido de chinochano. zoomblog - el mundo chino al alcance de tu chano)
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Y me la encuentro en la habitación vestida con una lencería blanca que me pone cardiaco.
¿Para qué quiero más? Me lanzo al cuerpo a cuerpo como si me fuera la vida en ella. Es que esta Bruna no es una gatita, no, es una pantera salvaje y, si te descuidas te come entero.
Al principio yo estaba atento y tomé la delantera, besando, mordiendo, devorando su cuerpo serrano.
¡Marededeu, cómo me gusta su sabor! Es que esta Bruna sabe amar y sabe “a mar”. Disfruta y se le nota.
Pero ella quiere más y propone pasar a un número capicúa que no sé muy bien cuál es pero que empieza por “sesenta” y acaba en “nueve”. Yo le propongo continuar con el 70, esto es, que le hago uno y luego ya haremos el resto hasta completar.
Pero de repente ¡shazam! me encuentro con la visión esplendorosa de uno de los más bellos culos que me ha sido dado observar. Y en lugar de ponerle un altarcito y adorarlo con oraciones, pienso que lo mejor es besarlo con fruición.
Noto que mi proa encuentra refugio en sus labios y me siento fundir como el chocolate al sol, pero inexplicablemente resisto a sus ataques.
Cuando el calentamiento global llega a un punto crítico, me veo plastificado con arte y me lanzo a descubrir por qué a los misioneros les gustaba tanto aquella posición de frente.
Con Bruna me queda claro, claro, porque disfruto apretando su trasero mientras ella me pide más y gozo aún más cuando ella levanta las piernas para ofrecer una interesante perspectiva a mi pene, que ya no está para reflexiones vanas. Entonces veo el mar, las estrellas, la corriente del Golfo, los arrecifes de coral… Es que no estoy allí, me he fundido y estoy allá, allá lejos, con un placer absolutamente salvaje.
Y estoy ahí gozando, con una hipersensibilidad incontrolada, cuando me doy cuenta de que Bruna es la hembra superior que domina todas las artes, porque noto que ella me aprieta con sus músculos vaginales, haciéndome botar una y otra vez.
Nos separamos, me limpia con delicadeza y compartimos bebida y algo de comer (que no son chocolates, sino algo de temporada, delicado y rico), hablamos de la vida y de los placeres.
Replay
Y pronto, pronto me veo tratado como un rey o como un pachá, sentado en el borde de la cama, mientras la boca de Bruna comienza a devorarme y a clavarme los ojos. No, no puedo mantener la mirada, yo miro al techo y pongo los ojos en blanco.
Aún no sé cómo lo hace, pero Bruna es capaz de desaparecer de mi consciencia y emerger de nuevo en otro lugar. La recuerdo, arrodillada frente a mí, y la imagen siguiente es la de su esplendoroso culo en un 69 de impresión, que disfrutamos recreándonos en el arte.
De nuevo mi consciencia me juega una mala pasada porque no recuerdo que pasó antes de ver el más portentoso trasero que pueda imaginarme, ofrecido a mis lúbricos instintos en la posición del número de la perfección evangélica. ¡Ay, esa visión de Bruna a 4!
Ella se sorprende porque prefiero que ella me cabalgue esta vez lentamente, sintiendo el contacto de todo nuestro cuerpo. La excitación aumenta, ella lo siente y no ceja en su empeño de hacerme gozar, de rebañar las últimas gotas de mi placer mientras sigue moviendo las caderas a un ritmo frenético.
Game over?
Pero el tiempo nos atrapa, miramos el reloj y toca recogerse. ¡Vaya, me dice, ahora nos faltaría hacerlo a 4! Y es que con ella siempre falta algo, siempre hay una razón para volver, para volver a jugar de nuevo.
Pero habrá ocasiones, sin duda porque Bruna is back!!! Así que nada de “Game over”.
Accede a todas las experiencias de esta escort!