Escort catalana
Cuando: 10/2011 - Ciudad: Barcelona - en Apartamento de la escort
Valoracion experiencia -->8.5
FX rank -->8.8
Duración del encuentro: 60 minutos
Precio: 200 euros
Lugar del Encuento: Apartamento de la escort
Valoración Apartamento: 8
¿Pecho?: Natural
¿Fumadora?: No
¿Besa?: Besa
¿Griego?: No
Valoración Estética: 8
Valoración del Servicio: 9
Y tras otro tiempo de espera, paso a explicar mi quinta experiencia para el foro, ahora con Verónica Abad. Esta experiencia me hace ilusión contarla, no sólo porqué Verónica estuvo estupenda antes, durante y después de la cita, si no porqué con ella rompí una pequeña maldición: hasta ahora, todas mis experiencias habían sido con escorts extranjeras, y ninguna con alguna catalana o española, que por un motivo u otro, nunca se pudo concretar la cita.
Como a Verónica ya le había saludado por el foro, concreté la cita con ella a través de mensaje privado. Sus palabras me resultaban sinceras y me daban buenas vibraciones, así que pasé a quedar con ella un viernes (anteayer) a las 19:00h, siempre que nada lo impidiera. Y por suerte no sucedió, aunque en el mismo día me mandó un mensaje diciéndome de quedar una hora más tarde, y acepté, aunque me dio miedo que fuera el inicio de la cancelación de la cita, que por suerte, no fue el caso.
Así que sobre las 20:00h ya estaba en su calle, cuyo nombre me costó entender y que no tenía ni idea de donde estaba: menos mal que llevo siempre a mano un mapa para estos casos. Llamo y me indica de esperar en la puerta, que hago pacientemente hasta que me abre y entro. Una ráfaga de abrazos y besos me invade, pues Verónica es así de natural y no escatima con estos detalles. Tras esto, de seguida vamos al piso de arriba de su duples, no sin antes tomarme un vaso de agua que ella me ha ofrecido.
Ya arriba, y tras una breve charla, nos ponemos en acción. Continuamos con los besos y nos vamos desnudando poco a poco, hasta quedarnos sólo en ropa interior. En la cama seguimos a ello, pero Verónica me ofrece una ducha juntos, y es imposible negarse a su sugerencia. Poco antes de entrar a la ducha, ella delante ofrece su espalda y mueve su culito sobre mi miembro, que ya hace tiempo está erguido. Mutuamente, nos bajamos las prendas interiores hasta quedarnos desnudos y entrar ya sí en la ducha. Algo normal, ya que no sería muy lógico entrar vestidos, ¿verdad?
He de reconocer que el momento de la ducha estuvo genial, puede que la mejor que he tenido y recuerdo: enjabonarse, yo acariciando los pechos y el culo de Verónica, mientras ella cogía mi miembro… y se agacha para comprobar que esté del todo limpio, con una buena mamada profunda mientras me mira con con sus ojos verdes. Buff, todavía tiemblo.
Tras la ducha, de nuevo al dormitorio y en la cama ella lleva la iniciativa, tumbándome boca arriba y deleitándome con sus maneras en el francés. Lo hace bien y disfruta, tanto que le digo que pare para no acabar conmigo tan rápido. Le devuelvo el favor y soy yo el que ahora le hago sexo oral, con mi lengua explorando cada rincón de sus zonas íntimas. Y acto seguido, Verónica vuelve a tumbarme boca arriba, y se nota que le gusta dominar la situación: se pone sobre mi miembro y cara a mí, y comienza fuertemente a subir y bajar su cuerpo sobre el mío. Difícil aguantar esta situación, pero lo prolongo lo más que puedo hasta finalmente correrme.
Con el buen sabor de boca del primer polvo, nos quedamos tumbados uno frente al otro. Verónica se ofrece para darme un masaje, pero dice picarona que no es una especialista. Yo le dejo hacer: intuyo que me miente, y no es tan mala como dice. Y acierto: tumbado boca abajo, me aplica una crema fría pero placentera, que me extiende sobre la espalda y alterna masajes suaves con fuertes. Cuando son más fuertes me pregunta si me hace daño, pero en absoluto me lo hace. Sigue haciendo, y tras la espalda, también me da masajes sobre mi culo, mis piernas, y por último los pies. Me ha dejado bien relajado, a la vez que he disfrutado.
Pero el que estuviera relajado tras el masaje no significa que estuviera cansado, así que enseguida reiniciamos los besos en la cama en busca de un segundo polvo. Nuevamente dejo hacer a Verónica, que me hace un segundo francés , tan bueno como el primero, mientras yo me deleito viendo como se entretiene con su boca en mi miembro. Me deja listo para penetrarla, también repitiendo la postura de ella encima y cara a mí. Tras un buen rato, quiero llevar yo la iniciativa y cambiamos a la postura de a cuatro, y tengo la posibilidad de ver dicha postura reflejada en el espejo de enfrente de la cama. Reconozco que, por una vez, fui egoísta e hice embestidas bastante rápidas para buscar mi placer, pero con el riesgo de correrme más rápido, como así sucedió. Me paré y quedé exhausto, tras poco más de una hora que llevábamos ya de relación.
Como no, llegó el momento que uno no quiere, y es el de la despedida. Ya había dicho al inicio que Verónica estuvo estupenda antes, durante y después del encuentro, pues siempre me ofreció una cálida sonrisa y una conversación agradable, dispuesta a quedar bien conmigo y preocupándose si estaba a gusto. Hablamos de ciertas cosas que ya no voy a comentar aquí, entre ellas algunos detalles del foro. Nos besamos por última vez en la puerta de entrada, deseando por mi parte volver a verla de nuevo. Después de todo, ha sido una experiencia positiva, ya que aunque el sexo sea lo principal que se busca, hubo momentos divertidos que me hicieron olvidar las preocupaciones que uno tiene.
Resumen y valoración: Verónica es una chica bastante joven, y gracias a ella te contagia su alegría, y si hay buen feeling como sucedió, la relación se hace amena y se pasa el tiempo volando. Tiene un cuerpo natural, sin ningún retoque, cosa poco común en este mundo (sólo recuerdo un caso parecido, el de Angelina). En definitiva, Verónica es una buena opción, y aunque hay variedad de gustos, no tiene nada que envidiar a otras escorts conocidas de Barcelona.
Saludos y hasta otra.
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