La sensualidad: Una de mis bazas.
Ayayayayayayayayayayay…. que me conozco!
Desde niños, supongo, que otra cosa no puedo, imaginamos que detrás de la puerta de acero siempre hay un tesoro. Que la que pueda antojarse defensa de una cámara acorazada, guarda en su interior una buena colección de piedras preciosas.
Y en ese pensamiento estaba cuando, se abre la puerta, … de acero…Y vaya dos… vaya dos.
Si, niña, menudo par de ojos tienes!
Ayayayayayyayayyayyayay…..ay!
Tendré que volver al gemólogo que me aconsejó un día, hace tanto, que con la talla Princesse, por poco común, seguro que acertaría , y preguntarle ahora de que rarísima piedra tallaron tus iris, pequeña, que cuando los miras, como yo los miraba, en un marco rasgado, de gata, de gata traviesa, de buena gata mala, sientes el vértigo del marino novel en cubierta, en un mar antiguo, por limpio, por intenso, por vivo… por salado
Ojos claros, cabellos negros desplomándose por tu espalda. Tez clara.
Y sigo….. ayayayayayayayayay…ay!
Y ya no admiro, sino que vuelve el lascivo que baja hacia tus labios carnosos, entreabiertos. Húmedos. Y allí fenece una parte de mi privilegio, la de conocer lo que por obligada discreción, que no por otro motivo, ocultas. Y empieza el privilegio de narrar y recordar el tiempo que pasé contigo. Pero antes déjame pensar, morena, en que te beso como te besaba.
Vais a permitirme, que no sonroje demasiado al fotógrafo que, os aseguro, es bueno, más sólo acertó a captar una parte de lo hermosa que es esta… niña. Y aunque se revela mago en uso de luz y sombras, (a decir verdad sólo vi mucha luz y noté pocas, o ninguna, sombra), no pudo plasmar en imagen lo que yo noté en movimiento. Y así las fotos no tienen aroma, y el de Ana es delicioso. Ni saben, y Ana sabe a delicia. Ni tienen tacto, y la piel de Ana es una delicada, pero electrizante, caricia para mis manos . Delimás, Delimucho, Delitodo, Deliana. Corra a la Academia a quien corresponda, que el vetusto diccionario se queda corto!
Así que…. Ayayayayayayayayayay… ay!
Ni las fotos hablan, preciosa, que sólo por escuchar esa voz merece el sacrificio de oír el resto de este mundo de sandeces. Modulada, dulce, sensual, risueña. Cargada de la feminidad que luego ofreces, a raudales, en esbelta exuberancia. Si todavía pensase que debieras aprender, como hacen las buenas gatas-niñas malas y traviesas, ya estaría temblando sólo de pensar en llamarte.
Pausa para… ya sabéis…. Ayayayayayayayay… ay!
Y que os diré de este cuerpo de modelo recién vuelto del desfile de Victoria Secret. ¿Que exagero?. Yo no, os lo prometo, quizás erré en la marca comercial, pero nada más, Exageró quien creó ese cuerpo, quien modeló ese… bueno lo digo… culito, que narices, ese fenomenal, precioso, firme, redondo y respingón culito. Lo de siempre, cada uno tiene sus obsesiones…Ah sí, lo olvidaba. Y dulce, muy dulce, culito.
Exageró quien esculpió esos senos. Exageró quien fresó ese vientre plano y duro. Exageró quien templó esa espalda recta… esos hombros.. eso son cruces que crean fe y no otras, mucha fe!
Ayayayayayayayayayay, Oliba, ayayayayayayayay!
Y… ah sí, el sexo. Sí claro, es a lo que fui. A buscar un ratito, bueno unas horas, bueeeeeno, bastantes horas, de sexo… Y yendo a por sexo, me encontré a mi mismo, que me creía morboso, desbancado en morbosidad, que me creía apasionado, rebasado de pasión, que me creía tierno, endulzorado de ternura. Y, al fin, me creía adicto al sexo, y salí más adicto todavía, al sexo bueno, al perfecto, al mejor sexo… Al que te agota y te agota… Al que me diste y diste y darás y darás mientras me aceptes.
Y al dejarte, Ana, la noche, la madrugada, sigue con la maldita niebla. La Luna Llena andará por ahí escondida, a sus cosas. Quizás sueñe, quizás sonría. Quien sabe de la Luna. Quien sabe.
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