No vas mal encaminado, mi vida se había vuelto tranquila, petanca, dominó, unas cartas, y el estresante billar a tres bandas.
Pero vi unos ojos rasgados y envié el asilo al garete.
Ahora estoy hecho un chaval. Me voy, a ver si me ligo a la secretaria que tuene los ojox achinados.
Cuidese Sr. Lynch.