FECHA DE LA EXPERIENCIA: Hace unos días
NOMBRE DE LA ESCORT: Rocío
NOMBRE DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: Independiente
WEB: http://escorts.forosx.com/ficha/rocio/533
NACIONALIDAD: Española
EDAD: 26 años.
DIRECCIÓN: Apartamentos Breda.
TELÉFONO O MAIL CONTACTO: 617 916 971 / rocioserena2009@hotmail.es
TARIFAS APLICADAS: Las señaladas en la web.
TIEMPO QUE DURÓ EL SERVICIO: Dos horas
DETALLES DE LA ESCORT: Una mujer preciosa. Es la de las fotografías, un autentico encanto de mujer.
VESTIMENTA: Muy natural, un jersey sin mangas ceñido, pantalón pitillo, zapatos de tacón, un lujo por lo natural.
SERVICIOS: Los que señala en la web. Preguntar las fantasías, es mujer muy atenta, cortés y educada.
IMPLICACIÓN: Intenta en todo momento complacerte en el servicio pactado.
CHICA RECOMENDABLE?: Si, rotundo. Enamorados del sado, la coprofagia, proctología, obstetricia, saltos desde un armario, y resto de “sexo artístico” creo que no es la mujer indicada.
VALORACIÓN ESTÉTICA: Excelente para mis gustos. La puntuación para el baloncesto.
VALORACIÓN DEL SERVICIO: Excelente para mis gustos. La puntuación para el baloncesto.
Siempre que estoy con una mujer que me gusta no solo busco un cuerpo bonito sino, además, que me acompañe en mis fantasías y juegos, que se dé cuenta que está ante un idiota sin mala intención que solo pretende disfrutar de su trabajo y compañía, que sí, que sí, que vamos a follar, lo que interesa, pero que yo quiero pasear por su espalda, recorrer sus hombros, besar su cuello, pasar un buen rato admirando sus ojos, decirle las tonterías que pienso al verla, arrearle uno de mis ladrillos descerebrados, vuelvo al principio, siempre que estoy con una mujer que me gusta, al finalizar la cita, le pregunto: ¿quieres que de ti escriba un cuento? Me dijo, con ciertas dudas, que sí. ¡Haces bien en dudar, Rocío, que yo soy un tipo vil y canalla como a continuación comprobarás por lo íntimo, gráfico y pormenorizado del relato!
Rocío es una mujer preciosa. Preciosa. Hace ya mucho tiempo comenté en abierto que por mi edad yo no me dedico al mundo de las niñas (van de los 18 a los 30 años) pues prefiero el de las jovencitas (de 31 a 50 años). Pero me rondaba por la cabeza una excepción, una niña extremadamente educada, atenta, dulce, paciente e inteligente, ¿cómo no va a ser inteligente una mujer con un post de presentación, que ha sabido llevarlo adelante con aguante, prudencia, sin líos ni contratiempos? Y de lo que veía y nos mostraba, todo muy bonito, venga, que no se diga, muy mordible y apetitoso que continuo teniendo hambre, lo que ocultaba era lo que más me intrigaba. Si, esa foto que hace algún tiempo tuvimos la suerte de ver en la que, estando totalmente la cara difuminada, se apreciaba con gran claridad dos hermosos puntos azules, increíblemente azules que, en realidad, vistos luego al natural, no son más que un prodigio, son del color de todos los océanos y mares, su tonalidad varía en función a como reflejan la luz. Si os parece cursi os jodéis, pero he navegado durante dos horas por todo el Caribe y el Pacífico solo con la mirada, no he necesitado velero ni sentido mareos y eso, eso, no tiene precio. Os lo dice un buen y real navegante. Si yo tuviera unos ojos así, si yo pudiera manejar ese excesivo regalo, injusta naturaleza porque a mí no me los ha dado, Casanova a mi lado no hubiera sido más que un bobo sin mayor predicamento. Más que gustarme, los he envidiado, profundamente. ¡Que suerte, Rocío, tú bonito rostro siempre iluminado!
Rocío no es una mujer hermosa, no. Has leído bien, no es una mujer hermosa. Es, sencillamente, preciosa. Un calificativo que se inventó para ella. Y no es hermosa porque le falta aún mucho tiempo, un tiempo que si la sigue mimando (del buen trato, educación, simpatía, comportamiento, carácter y delicadeza ya se ocupa ella sola con total suficiencia y éxito) cuando de niña pase a jovencita, estoy seguro, será de esas mujeres de bandera, esas mujeres hermosas que uno mira y, aún siendo ateo, exclama con devoción: “¡Dios, al menos algo te salió perfecto!” Y lo repetiré hasta en el infierno, aunque Satanás, un tipo rencoroso, me avivará el fuego, por la envidia y el halago.
La cita fue muy correcta. Deja bien claro lo que ofrece, que practicas realiza, donde establece sus límites, no hay engaño. Así se presenta, así actúa y así has de disfrutar de ella. Y, he de reconocerlo, disfruté mucho. Un sexo sencillo, tierno, delicado, alejado de complicaciones, trampas o artificios, con deliciosos juegos y aderezado de alegre picardía, así lo pedí, ……… estaba …………… estaba ……… ¡como estaba la niña! …………. ¿no os lo he dicho ya? ……………… preciosa, realmente preciosa. Si con algunas mujeres hermosas que he tenido la suerte que me soporten me han hecho sentir –delicioso y deseado engaño- el Tarzán de las Camas (lo que para un paralítico bobo y torpe como yo es extraordinario) con Rocío notas, de forma constante, calidez y dulzura, una tremenda calidez y dulzura que hace muchísimos años yo, más joven, con un corazón menos duro, amargo y pétreo, sin tantos resabios, era lo que más apreciaba en el sexo. Lo que más, no lo pongáis en duda. Y un enorme placer, enorme, por saborear esa sensación tan tierna y olvidada. Me he sentido joven, un autentico jovencito, lo que es un gran mérito de Rocío en atención a mi edad y la poca elegancia cuando arrastro mis despojos.
No me lo dijo y ahora se lo explico, quedó extrañada por una acción repetitiva que tuve en la cita: pedirle con cierta insistencia el que abriera y cerrara, a mi petición, según el momento, situación y tiempo, los ojos. Y es que, Rocío, cuando estabas con los ojos cerrados, veía tu rostro, ese cuerpo tan joven y bonito, tus caricias y atenciones, los mimos, así entregada, sentía unas enormes ganas de romper las reglas, traspasar los límites acordados, poseerte con mis más perversos deseos, enviar al carajo y olvidar nuestro claro trato que solo recordé, fue lo que me frenó y me obligó a ello, cuando te pedía que me miraras. Esos ojos al mirar, Rocío, te lo aseguro, calman a cualquier bestia a la que le quede una milésima de alma, se de lo que hablo.
Hoy, Rocío, ya lo has visto, no he podido al aporrear el teclado escribir uno de mis cuentos. La culpa la tienes tú y tus tan repetidos ojos, supera su recuerdo cualquier fantasía de este descerebrado. Por ello, no vale la pena perder el tiempo, no estaría a la altura. No soy tan cretino como aparento, sufro de bobez pero no tanta como para hacerte ese desprecio.
Y nada más, dejo para el final lo que más me apetece y deseo, enviarte un beso. Tanto ladrillazo y rollo para eso, darte un beso. Pero ha merecido la pena. No lo dudes, hice y hubiera hecho mayor esfuerzo.
No sé qué te ha parecido este ladrillo porque te prometí un cuento, pero no he podido. Que sepas, sencillamente, que he seguido un principio: al aporrear el teclado te he imaginado. Puntualizo, en tu caso he navegado. Sin tormentas ni sobresaltos, has sido Rocío un cálido y perfecto viento por océanos y mares, los de tus ojos y el placer de hacerme sentir un jovencito, lo que tú me has proporcionado. Todo un increíble y magnífico regalo que, por no esperado ni pactado, aprecio y agradezco.