Para celebrar mi post número 700 (cómo pasa el tiempo, y yo que sólo había bajado a por tabaco…), os dejo el relato de mi experiencia con Ginna. Por lo que he leído por aquí, ese mismo día su generoso regazo acogió a un par de abatidos cazadores más. Me pregunto si también serían deprimidos madridistas como yo…
FECHA DE LA EXPERIENCIA: Primeros de mayo
NOMBRE DE LA ESCORT: Ginna
NOMBRE DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: Trabaja como independiente
WEB: http://www.girlsbcn.net/girls_archivos/gbginna.htm
DIRECCIÓN: Zona Balmes/Vía Augusta
TELÉFONO DE CONTACTO: 645 213 758
TARIFAS APLICADAS: 150 euros (1 hora)
DETALLES DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: Apartamento privado compartido con Marian. Habitación sencilla con ducha dentro de la habitación, una pared forrada con espejos y un pequeño televisor en alto que no encendimos. Sin lujos.
DETALLES DE LA ESCORT: Ginna es una dulce canaria de formas contundentes, guapa de cara (sin ser un bellezón), con bonito pecho (bien operado) y un trasero duro como la piedra (como a mí me gustan). Besa (aunque yo me abstuve) y practica el francés sin (aunque yo se lo pedí con).
VALORACI0N ESTETICA DE LA ESCORT: 7
VALORACI0N DEL SERVICIO CON LA ESCORT: 8
¿REPETIRÍAS?: Volveré para hacer un trío con ella y con Marián.
El sábado mi equipo había sido arrollado por un tren de mercancías. El Barça se plantó en el Bernabéu y dijo “aquí mando yo”, nos bailó como quiso y nos metió seis en el canasto. Y aún gracias. No hubo milagro y la ilusión de los últimos partidos invictos se esfumó en menos de noventa minutos. Todo al garete. La realidad y el fútbol se impusieron al ímpetu y a los fuegos artificiales. Y yo me quedé tocado… y hundido.
Había pues que encontrar un remedio, una bálsamo de fierabrás que me hiciera olvidar aquellos seis goles que aún retumbaban en mi cabeza (Henry, Puyol, otra vez Henry, Messi, Messi… y la puntilla de Piqué). Y Ginna fue la encargada de liberarme de aquella honda pena.
La llame y me cogió a la primera. Debo reconocer que antes marqué otros números (últimamente me repito mucho) con menos suerte. Había intentado quedar con ella alguna que otra vez pero nunca con éxito. Así que me alegré. Me atendió con simpatía y enseguida cerramos nuestra cita.
Al llegar a su apartamento, la puerta de la calle estaba cerrada. Acostumbrado a que normalmente las chicas me reciban con escasa ropa, me la imaginé bajando al portal a abrirme con un top y un tanguita y estuve a un tris de subirme al primer taxi y salir pitando… Una vez más se demostró que ellas tienen más sentido común que servidor. Una chica bajita con tremendo pecho (y vestida de calle, por supuesto) abrió la puerta y salió, dejándome entrar al edificio. Entendí que no era Ginna, sino alguna compañera de trabajo, muy discreta por cierto.
Ginna me esperaba en el recibidor del apartamento. Físicamente no era como yo me la había imaginado (en sus fotos no muestra su cara), pero lo que vi tampoco me disgustó. Era una chica menuda, muy morena (acababa de llegar de Ibiza), de formas redondas y contundentes y con un acento canario que le daba un puntito extra de sensualidad. ‘Aquí se me van a pasar todas las penas de golpe’, pensé.
Pasamos a la habitación y, tras una breve conversación, me dejó solo para que me duchara. Al acabar entró en la habitación llevando únicamente un culotte negro y mostrándome sus poderosas razones. ‘Esto sin son dos golazos y no lo de Higuaín y Ramos’…
Iniciamos la dulce terapia. Como estaba decaído, me entregué por completo a su buen hacer (el lector habitual ya se habrá dado cuenta de que ‘el Hunter’ es un vago de cojones y que a él lo que de verdad le gusta es tumbarse, recibir mimos y recrearse en el placer de la contemplación). Así que mientras Ginna sacaba brillo al rifle y a ‘los gemelos’, yo me dediqué a acariciar sus magníficos pechos (operados, según me dijo, aunque sin apenas rastro de ello) con fruición. A petición mía me enfundó un condón y prometo que aunque vi cómo me lo ponía la sensación fue como si no lo llevara. Su técnica era tan depurada y placentera, que casi fue como hacerlo sin. Antes de llegar al orgasmo, le pedí que parara y cabalgara un rato sobre mí. Rodear aquel culo con mis manos era una sensación increíble. Su ‘prietez’ de carnes me tenía embobado. Me faltaban manos para asirlo, para amasarlo, para… hasta que se escuchó el primer disparo.
Sólo había pasado veinte minutos y ya me había olvidado de los tres primeros goles del Barça. Me ofreció un masaje que acepté encantado. Y tras una amena charla, volvimos a la carga, esta vez mucho más relajados. Le pedí que engrasara bien el rifle con lubricante y el segundo disparo no tardó en oírse.
Eso fue todo. Aquel día no necesitaba nada más. Simplemente quería disfrutar del contacto con una mujer dulce y caliente, como es Ginna.
Antes de salir, eso sí, le pedí que me presentara a Marián, la chica que me había abierto la puerta del portal y quedamos en que otro día, con más calma (y dinero), me pasaría para disfrutarlas juntas…
Salí de allí sin la pena con la que había llegado. El 2-6 no había existido. Todo había sido un mal sueño…
… hasta que el Valencia nos cogió el sábado y nos pegó otro revolcón de los buenos. Joder, este año los madridistas no ganamos para putas.
Un saludo,
Hunter... y su rifle