Para quien le pueda interesar, aquí dejo el relato de mi última jornada de caza. Disculpar la extensión, pero es que uno es desmedido en todo lo que hace. Qué li farem.
FECHA DE LA EXPERIENCIA: martes 2 de diciembre
NOMBRE DE LA ESCORT: Nathaly
NOMBRE DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: Independiente
WEB: http://www.girlsbcn.net/girls_archivos/gbnathaly.htm
DIRECCIÓN: zona Hospital Clínico
TELÉFONO DE CONTACTO: 626 663 181
TARIFAS APLICADAS: 200€ (una hora)
DETALLES DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: Apartamento particular. Habitación bien ambientada (velas, espejo...). Baño pequeño pero limpio.
DETALLES DE LA ESCORT: 25 años, colombiana. Cuerpo de escándalo y pechos de infarto (operados). Totalmente rasurada. Labios diría yo que ligeramente 'colagenados'. Sin tatuajes. Francés sin (dependiendo de la higiene del cliente). Besos, también depende. Muy buena implicación. Simpática y de trato muy agradable. Parece que le va la 'caña', aunque yo fui muy de relax.
VALORACI0N DE LA ESCORT:
Hipnotizado por sus fotos en blanco y negro - y empujado por la experiencia de Icaro - me animé a contactar con Nathaly. Esta vez, decidí hacerlo enviándole primero un e-mail que, para mi sorpresa, obtuvo contestación (pocas veces sucede). Agradecí el gesto y durante un par de semanas intercambiamos algunos mensajes. Aquellas fotos despertaron mi instinto de cazador desde el primer día. Y había llegado el momento de descubrir qué clase de fiera – ¿pantera o gacela? – era aquella mujer que tan enigmáticamente ocultaba su rostro.
Acudí a la cita puntual. Me tranquilizó ver que el portero había salido (“- Si te pregunta, di que vas a la agencia de publicidad”, me había aleccionado Nathaly). Yo, que trabajo en una, pensé que un poco putas si que somos los publicitas (por lo mucho que nos joden algunos clientes).
Mientras esperaba el ascensor, aliviado por la ausencia del conserje, entró un entrañable matrimonio con el carrito de la compra. No pude evitar imaginarme desnudo y con la palabra ‘putero’ escrita en la frente. Nos saludamos amablemente y entramos juntos en el ascensor. Pulsaron el botón del segundo. Y yo, para no dar más pistas, pulsé el del cuarto, aunque la cita era en el quinto. ‘- Uy, no hace falta que piques que este ascensor no tiene memoria’. 1-0.
Nathaly me esperaba con la puerta entornada. Entré rápido porque siempre me imagino al resto de vecinos del rellano con el ojo pegado a la mirilla. Se llevó el dedo a la boca haciendo el gesto de silencio y me dirigió al ‘área de relax’ (habitación con baño anexo). Una vez allí, empecé a comprender que me encontraba ante una auténtica pantera, de increíble figura y atractiva mirada.
Vestida ‘de calle’, con tejanos, botas altas y un jersey grueso que marcaba el poderío de sus atributos, se excusó por recibirme así. Había salido tarde del trabajo y no había tenido tiempo de cambiarse. No hacía falta que se excusase. Aquella indumentaria informal sólo hacía que añadir una dosis extra de morbo al asunto.
Nos presentamos y charlamos un poco. Me sentí muy cómodo desde el primer momento. Me ofreció algo de beber y me entregó una toalla y unas zapatillas (detalle para apreciar). Me duché rápido y regresé a la habitación. Nathaly esperaba su turno en ropa interior sentada sobre la cama. Fue entonces cuando la mandíbula se me dislocó y se detuvo en el suelo. ‘-Espérame que me ducho rápido’.
Entró en el cuarto de baño dejando la puerta medio entreabierta. Sentado desde la cama, pude ver cómo se quitaba el sujetador descubriendo sus increíbles pechos y se metía en la ducha. Me sentía como un indiscreto James Steewart. Luego observé cómo secaba su cuerpo con la toalla y volvía a ponerse la ropa interior. En ese momento fue cuando decidí que aquella cita quería dedicarla por entero a la contemplación de aquel bello cuerpo. Hoy iba a entregarme al delicioso arte del voyeurismo.
Nathaly entró en la habitación, cerró la puerta, saltó sobre mí casi arrancándome la toalla y empezó a palpar la culata del rifle. Fue un inicio algo agresivo, que enseguida supo atemperar con caricias y mimos. Como dicta el canon de belleza colombiano, sus pechos habían pasado por las manos de un cirujano antes que por las mías (primero para reducirlos y después para implantarles unas prótesis para ensalzarlos). El resultado, sublime: dos senos grandes y de increíble tacto. Para volverse tonto jugando con ellos.
Le pedí que se masturbara para mí. Sin rechistar, echó mano al cajón de la mesita y sacó dos consoladores de tamaños diferentes. Eligió el pequeño y se entregó a la causa con descaro y fruición. Me deleité observando aquel cuerpo que se arqueaba y retorcía de placer ante mí. Le vi acelerar el ritmo de sus movimientos progresivamente, tragar saliva y gritar al llegar al orgasmo. ‘Nunca desperdicio una paja’, me dijo al acabar.
Me tocaba a mí.
Le pedí que me pusiera un condón y empezó a hacerme un intenso francés. Pero yo tenía la mente puesta en aquellos grandes pechos, e improvisé un cambio de planes. Me entregó un bote de lubricante y se los embadurné. Disfruté un rato masajeándoselos… hasta que coloqué el rifle entre ellos, sin condón. No hicieron falta muchas friegas. El orgasmo fue largo y delicioso… aunque tuve que disculparme porque el tiro se desvió un poco y parte del blanco líquido fue a su cara. Ella se rió y me disculpó.
Después de asearnos un poco, nos quedamos un rato tumbados en la cama hablando y conociéndonos mejor. Me contó su vida mientras acariciaba suavemente mi cuerpo con sus dedos. Y transcurrido un tiempo prudencial, volvió a la carga.
Me puso un condón y empezó de nuevo a lamer el cañón del rifle. Luego se colocó sobre mí y cabalgó con ganas. ‘- ¿Quieres que acabemos como antes?, pero esta vez ten más puntería’. Así que volvió a masturbarme con sus pechos. Y, esta vez sí, acerté en el blanco.
Conocer a Nathaly fue todo un descubrimiento. Bella, simpática, agradable y con dos pechos que enloquecieron al cazador.
Saludos a todos!!