Iniciado por
cipoton
Subo este hilo y lo hago consciente de que algunos pensarán que es un acto de pedantería. Participé de forma muy escueta en él, en su momento, para no levantar susceptibilidades. Pero hoy, tras leer en otra experiencia no exenta de rifirrafes en los que se intuyen historias de amores y celos, de a ver quien es más amiguito, y sin poder opinar de tan estimada y maravillosa señorita... he leído algo que francamente, me ha parecido si no despectivo, sí rayano al mal gusto. Leo que refiriéndose a la señorita quel ensalza en su experiencia, después, supongo que en pleno delirio de divismo, va y comenta que está en el lado oscuro de la calle. Tema escabroso eso de juzgar que una "escort" está en el lado oscuro.
Puesto a pensar, cosa que mi estupidez innata no me deja hacer normalmente ni con la lógica aplastante de otros, he llegado a la conclusión de que yo sí estoy en el lado oscuro. Pago por tener sexo y me aprovecho de la necesidad de esa chica que por los motivos que sea, se ve abocada a realizar este oficio. Ellas son escorts y lo hacen por dinero, excepción hecha de unas cuantas que lo hacen por otros motivos. Pero yo, ¿que me obliga a pagar para ir con ellas? ¿cual es esa necesidad que justifique o dignifique al putero?. Yo estoy en el lado oscuro, ellas, muchas de ellas en un lugar en el que la luz nos deslumbraría. Cuelgo aquí mi respuesta ya que no tengo "el gusto" de conocer a la protagonista de esa historia. Tal vez nunca llegue a conocerla y en cambio, en mi memoria hay recuerdos imborrables de una dama maravillosa, de una mujer que me amó durante el tiempo pactado, y lo hizo bien, tanto como para que haga casi un año y aún lo recuerde con cariño, Marta.
Casi hace un año que fui por primera vez con Marta y ella no está en el lado oscuro. Marta es una bella mujer, encantadora, simpática y en mis recuerdos de los encuentros que tuve con ella no están precisamente el como practicaba el sexo. Recuerdo a Marta, su mirada de cariño y amor (por el tiempo pactado) recuerdo sus cabellos dorados, mis manos acariciarlos, su sonrisa, sus caricias, el como se estremecía cuando mi mano paseaba suavemente por su cuerpo. Marta no está en el lado oscuro, es una dama, una gran mujer que por los motivos que sean, vende momentos de felicidad a elementos como yo y encima va y tiene la generosidad de darnos su amor, por el tiempo pactado.
No conozco a Martina, no puedo opinar sobre ella, pero me da en la nariz que tampoco está en el lado oscuro, que es toda una señora y que quien haya opinado así solo merece de mí un refrán... cree el ladrón que todos son de su condición.
Sin acritud y con añoranza de esos grandes momentos que me brindó este ángel y como homenaje a todas esas chicas que saben hacernos felices por le tiempo pactado.