Hola, cazadores!!
Creo que ya me he ganado los galones suficientes para poder postear mi primera experiencia. Espero no hacerme muy extenso (ni pesado) y que a alguno le sirva la información.
FECHA DE LA EXPERIENCIA: Semana del 17 de noviembre
NOMBRE DE LA ESCORT: Natasha
NOMBRE DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: Independiente
WEB: http://www.girlsbcn.net/girls_archivos/gbnatasha5.html
DIRECCIÓN: Barcelona centro
TELÉFONO DE CONTACTO: 609 217 403
TARIFAS APLICADAS: 200€/media hora
DETALLES DEL PISO: Cálido, íntimo y muy bien ambientado.
DETALLES DE LA ESCORT: Tal cual aparece en el vídeo, incluso mejor!!!
VALORACI0N DE LA ESCORT:
Hacía tiempo que tenía a Natasha en el punto de mira de mi rifle. Su mirada, sus labios, sus curvas, su sofisticación... me cautivaron desde la primera vez que vi sus fotos. Intenté quedar con ella un par de veces, pero su teléfono siempre estaba apagado o fuera de cobertura. Esa aparente inaccesibilidad y la lectura de algunas experiencias negativas sobre chicas argentinas, hicieron que me olvidara de ella...
Por un tiempo.
Hasta la semana pasada.
Como de costumbre, sin saber por qué, una tarde en el trabajo, sentí ‘la llamada del cazador’. Era martes y, antes de volver a casa, encontré un hueco para ‘salir de caza’. Porque, cuando uno siente ‘la llamada’ no hay fuerza humana ni divina que pueda dominarla. Sin pensarlo mucho, marqué su número, sin apenas convicción. Pero esta vez, si me lo cogió. Y a la primera. Su acento no hizo más que acabar de convencerme de que estaba en la buena senda. Y en media hora, estaba llamado a su puerta (no sin antes equivocarme y disculparme con el vecino, no será la primera ni la última vez…).
Cuando abrió la puerta el impacto fue total. La realidad superaba los píxeles. Natasha era mucho mejor de lo que anunciaban su vídeo y sus fotos. Una chica arrebatadoramente atractiva, con mirada de niña mala, unos labios carnosos y un cuerpazo contundente, de los que quitan el hipo. Llevaba un body y un tanga negros, a juego con unos zapatos de tacón.
Me dio dos besos en las mejillas y me hizo pasar al salón con una sonrisa. Todo lo que vi me gustó. El ambiente era cálido e íntimo, iluminado tenuemente por velas aromáticas, acompañadas por la voz de Amy Winehouse. Me ofreció asiento junto a ella en el sofá y algo de beber. Allí hablamos brevemente, porque yo tenía algo de prisa y además los nervios me atenazaban (soy algo tímido, qué le vamos a hacer). Le dije que estaría media hora e hice ademán de sacar la cartera. Me dijo que no tuviera prisa, que eso lo dejáramos para el final. Me gustó ese detalle, acostumbrado a tener que pagar antes de que la chica me diga siquiera su nombre.
Así que desfilé hacia la ducha totalmente convencido de que la espera había merecido la pena. El baño era pequeño, pero suficiente. Con un punto de abigarramiento (pero sin suciedad ni falta de higiene), e iluminado por un par de velas (encendí la luz para no desnucarme al salir de la ducha, cuando voy de caza todas las precauciones son pocas). Me duché rápido, me até la toalla… y ‘venga, chicos, a ganar!’.
Natasha me esperaba en la habitación, estirada sobre la cama. Las velas, el espejo y los tonos rojizos de las sábanas daban al ambiente un punto íntimo y sofisticado. Al entrar yo, se puso de rodillas sobre la cama. Allí me recibió con su mirada de niña mala y deshizo el nudo de la toalla. Ahí el rifle ya estaba cargado y a punto para la cacería. Empezó a calibrarlo con sus manos mientras yo descubría sus pechos, perfectamente operados (casi se me escapa un ‘¡viva la madre que parió al cirujano!’). Y qué pezones, erectos y deliciosos (viva el pezonismo, coño!!!). Nos entregamos a las caricias y a los tocamientos mutuos. Me faltaban manos para magrear aquel cuerpazo argentino, ese culo pétreo, ese sexo depilado… Entonces le pedí que me pusiera un condón y empezó con el francés. Para mí, muy bueno. Con el ritmo y la succión adecuados. Una delicia.
Le pedí que parara (no quería que el rifle se me disparara) y volví a entregarme a la exploración de su cuerpo… Entonces me pidió que le acercara el consolador. Había tanto atrezzo sobre la mesita, que confundí el consolador con el interruptor de la lámpara (torpe que es uno). Me sugirió que la masturbara con él y me pidió que le pasara el tubo de gel lubricante (reconozco que en algún momento me sentí como un auxiliar de quirófano: ‘consolador’, ‘lubricante’, ‘toallita’…). Empezó a gemir dulcemente, humedeciendo loslabios con su lengua. Mi nivel de cachondismo subió a DEFCON2. Así que pasamos a la acción. Me propuso que lo hiciéramos a cuatro patas… y accedí de muy buena gana. Desde atrás, la imagen de su sexo, totalmente depilado, era sencillamente espectacular. Me miré en el espejo y me asustó mi cara de salido (menudo calentón). Sentía en mis manos el bamboleo de sus tetas. La penetré hasta que vi que el rifle estaba a punto de dispararse.
Y entonces fue cuando le pedí que me dejara correr sobre sus pechos (guarro que es uno). No tuvo inconveniente. Se tumbó y dejó que yo me pusiera sobre ella. Me sacó el condón (‘pero no te la chuparé’, me avisó), y empezó a masturbarme de lo lindo restregando mi rifle sobre sus tetas. No aguanté mucho, para qué os voy a engañar. Fue como en una peli porno. Qué más se puede pedir (era uno de mis fetiches incumplidos).
Lo que viene después, la conversación, la ducha, la despedida, fue todo rápido (yo tenía prisa). Cuando llegó el momento de pagar, no quiso que se lo diera en mano y me pidió que lo dejara sobre la mesa, sin darle mucha importancia. También me gustó ese detalle. Nos despedimos con dos besos en la mejilla.
Salí de allí con la certeza de que no sería la última vez que vería a Natasaha. Me gustó su cuerpo, su implicación, su simpatía, su sensualidad, su acento argentino...
Y esto es todo (joer qué rollo os he metido).