No es fácil relatar mis experiencias con Martina. No es fácil por diversas razones: una tan sencilla como que es tan reciente todo, no hace ni 24 horas que tiene anuncio visible, fotos, y que consta que haya empezado. Otra más compleja es porque una chica que inicia esta vida "profesional" es, por lo menos para mí, un objeto precioso de cristal que fácilmente puede hacerse añicos en tus manos. Aunque ya no sea una niña. Una razón a favor es aclarar cómo es Martina, para que nadie se exclame si toma una cita con la persona equivocada.
Eso es lo que sentía cuando me dirigía a nuestra primera cita. Estaba nervioso y tenía un nudo en la garganta, a pesar de las millas navegadas. Contacté con Cuqui por el Foro, intercambiamos algunos posts, pocos, hasta que ví que estaba en el limbo. Le pedí el teléfono y estuvimos charlando una hora. Cuando colgué habíamos acordado conocernos. Sin condiciones, a lo que saliese, sin presiones ni objetivos que cumplir. Con garantía de huída por la puerta grande si algo fallaba. Le pregunté con insistencia si estaba segura de querer empezar y dijo que sí y decidimos lanzarnos.
Cuando llegué al lugar del encuentro y la ví en una esquina me dije que no era posible haber tenido tanta suerte. No le había pedido fotos ni nada de nada. Sólo me guié por su voz y su forma de hablar. Y ví una rubia esbelta de estatura media, sobre 1,65 m, vestida de negro con una elegancia llamativa. Sandalias. Bolso negro. Gafas de sol oscuras, como si quisiese no ver lo que le iba a caer encima. Aparqué y nos encontramos. Se sacó las gafas y me quedé de piedra: sus ojos transparentes, de color azul cielo claro emitían una mirada tierna, quizá asustada, pero con la determinación de quien sabe lo que quiere. Yo sí que estaba asustado. Seré un golfo, pero la verdad es que tenía un nudo en la garganta desde el momento de acordar la cita. Y otro nudo en sálvese la parte. Y para que nadie se queje, ahí va la ficha técnica en la medida en que se puede realizar.
FECHA DE LA PRIMERA EXPERIENCIA: finales de Agosto de 2008
NOMBRE DE LA ESCORT: Martina
NOMBRE DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: no hay
WEB: http://www.girlsbcn.net/girls_archivos/gbmartina6.html
DIRECCIÓN: ninguna especifica
TELÉFONO DE CONTACTO: véase su anuncio en girlsbcn
TARIFAS APLICADAS: 400 euros 2 horas sin fracciones
DETALLES DE LA AGENCIA/PISO/CLUB: no hay
DETALLES DE LA ESCORT: rubia, guapa, elegante, ojos azul celeste claros, alrededor de 1,65 m, más o menos 95-60-90, pies y manos deliciosos. No fuma, no bebe, no piercings, no tatuajes, sí piel suave, sí deliciosamente dulce.
VALORACI0N DE LA ESCORT: Para mí es el 10, pero yo soy muy raro. Totalmente inexperta, no cumple los requisitos exigidos por la mayoría.
¿LA RECOMENDARÍAS?: Por mi gusto no, preferiría guardármela para mí, pero eso no es posible. La recomiendo a quienes deseen conocer una mujer absolutamente sorprendente y distinta, espontánea e imprevisible, tímida y, como dice ella, pava. Abstenerse cañeros.
Debo confesar que mis encuentros con Martina han cambiado mi vida. Ya sé que algunos dirán que voy de caballero andante y algunas que soy un cabrón, probablemente tod@s tengan razón. Desde nuestra primera cita, que transcurrió muy suavemente, una hora larga sentados en un sofá charlando sin siquiera tocarnos (salvo un beso que le dí de parte de Cipotón, tal como él me pidió), un rato Martina sobre mis rodillas... el trato era claro: no había compromiso, Martina era libre de echarse atrás si no le apetecía consumar su decisión. Sin recriminaciones ni condena, con un empujón favorable a su retirada si ésta se producía. No hice nada hasta que ella misma, al cabo de mucho rato de estar juntos, tomó mis manos entre las suyas y me hizo levantar, diciendo que ya era hora de decidirse a emprender el proyecto. Insistí por última vez, quedaba una última oportunidad de salir huyendo, pero estaba convencida.
Y todo sucedió. Su timidez era infinita, su vergüenza era total, empezó pidiendo una reducción de luz aunque ella misma desistió... la aproximación entre nosotros fue mutua y natural, ya que ella se mostraba reacia a emprender acciones y yo me negué a hacer nada en lo que ella no colaborase, de modo que sin prisas ni tropiezos la relación se fue deslizando sobre las sábanas, de forma suave y discreta, progresiva, dulce y amable. Curiosamente, después de tantos temores por ambas partes en el momento de la verdad todo sucedió como si nos conociésemos desde hacía tiempo, como si hubiésemos sido amantes en alguna vida anterior y nos reencontrásemos. Martina me había confesado su absoluto desconocimiento de las prácticas sexuales más corrientes y fue muy gracioso que me fuese preguntando cosas. Se horrorizaba cada vez que le contaba algo, pero finalmente se animaba a intentarlo. Yo estaba bastante cortado, digamos que mi apetito estaba a medias, hay cosas que no puedo remediar, soy excesivamente emotivo. Pero la dulzura, la intensidad de su mirada y la suavidad de sus hermosas manos fueron balsámicas. Progresivamente nos fuimos adentrando en el vals del placer, nos fuimos relajando y cuando nos dimos cuenta éramos uno solo, sin crispación ni asperezas. Una experiencia única. En posteriores encuentros con Martina ha habido de todo: momentos para charlar, para tomar un café, para discutir de asuntos de su futuro, para volver a gozar... Siempre me sorprende su elegancia y su mirada. Ayudar a alguien a adentrarse en la jungla de la prostitución cuando sientes algo por esa persona es una tarea harto difíicil pero no imposible. Es muy fácil pensar que la querrías para tí, pero si no estás en condiciones de ofrecérselo todo no puedes pedírselo todo. Y no hablo de dinero. De modo que lo único que puedo ofrecerle es estar a su lado, tome las decisiones que tome. Con el botiquín en una mano para poner tiritas y la otra mano libre para acariciarla.
En ello estamos...
Para ambos siempre habrá un antes y un después.
P.D. - Esta experiencia tiene la aquiescencia de Martina, a quien se la he enviado para saber si era de su agrado. Cuestión de estética y cariño.