
Iniciado por
periquito2
Hola Exluna, gracias por tu intervención y permiteme explicarte mi perspectiva.
Sé que el trabajo de escort es duro, muy duro. Todos tenemos que aguantar algun gilipolla asqueroso en nuestra faena, pero aguantarlo mientras te pone lengua en la boca y miembro en el vientre va más allá de lo que nosotros, y muchas de vosotras mujeres, podemos aguantar.
Por eso, el trabajo de escort requiere un “physique du rôle” adecuado, no solo físico externo para deleite del cliente, si no también fisiología interna de la escort, que necesita una intensidad de deseo sexual razonablemente elevada. Cualquier mujer con un deseo sexual en la media abandonaría el campo en un “tres i no res”.
Sé perfectamente que hablar de deseo sexual notable y además referido a una mujer conlleva inmediatamente en la cabeza del 90% de paisanos y paisanas de estas landas cristianas (y no te digo de las landas musulmanas e hindúes) imágenes de supuesto degrado moral, aunque sea algo absolutamente normal como tener una estatura superior a la media.
Desafortunadamente, el sexo sigue despertando sonrisitas, culpas y malicias sin fin.
Lejos queda el día en que darle placer a unos genitales se vea tan tranquilamente como rasgarse un codo.
Aunque os parezca tener todas las visiones más liberales y liberadas de vuestra condición y de vuestro oficio, sois parte de una comunidad social con unos esquemas culturales que pasan factura, y una de peso considerable.
Y aquí viene el tercer punto necesario para practicar esta arte sin hacerse (demasiado) daño: la actitud mental.
Tu primer amigo será tu lucidez. Este mundillo está plagado por las mentiras, más que otros, y lo único importante es no contársela a una misma.
Necesitas una estrategia de entrada, de permanencia y de salida (no demasiado lejana: eres como una atleta) y tienes que comprender que estas paseando por la hoja afilada de una espada.
Te acostaras con ratas y te acostaras con ángeles, con muchos terminos medios. No hay remedio.
Eres una geisha y dentro de cada geisha hay un samurai que sabe como luchar en la guerra de la vida.
Si tienes las dotes para hacerlo, adelante, sin compadecerte y sin pedir comprensión al mundo, con orgullo de cortesana.
Si no tienes estas dotes, plantéate dejarlo todo. Sin la necesaria fuerza y disciplina, el oficio de escort se cierra muy a menudo encima de la mujer dejándola más sola y pobre que una cualquiera curradora de tantos otros oficios.
Y si te parece que te he hablado demasiado duro, buena señal.
Como decía un amigo mío que corría en la carreras de motos: “No olvidarte nunca de tener miedo.”
Un abrazo