Me ha llamado la atención el comunicado del Sr. Javiers en contestación a LHM. Me ha llamado la atención porque,en primer lugar, casualidades de la vida, yo soy físico nuclear y no por ello creo saber más de escorts que un mero futbolista. En segundo lugar, porque después de 30 años en el mundillo de las escorts, creo poder decir que lo conozco casi tan bien como al propio átomo.
Sr. Javiers, permítame una reflexión teórica. Primero, puedo asegurarle que los sitios que usted menciona son algo así como la antesala del lujo, pero estan muy lejos de él. El lujo comienza por 3000 euros la hora, y no viene al caso ahora mencionar dónde encontrarlo. Pero cuidado, lujo no siempre significa calidad.
Segundo. Recuerdo una reunión de colegas en Lyon hace un año. Me llevé a una chica de 150 la hora. Cerré con ella un precio de 2000 euros por tres días. Resultado: maravillosa en la cama, en la mesa, en la conversación, en todo. Poco después la vi en una web española y cobraba 2000 euros por una noche. ¿Acaso es mejor escort ahora que hace un año? No señor, simplemente ha subido de nivel económico, y si consigue meterse en el río de subida a la montaña, puede que dentro de poco se codee con las de 3000 la hora. Pero seguirá siendo tan buena como hace un año.
Tercero. La calidad, Sr. Javiers, ya la posee (o no) una escort cuando decide dedicarse a ello. Si esa decisión se toma con la conciencia clara, sabiendo lo que se hace, será una buena escort. Si la decisión se toma por mera necesidad de corto plazo, sin conciencia clara de lo que se hace, se pasará las horas mirando el reloj. Y lo mismo dará que cobre 150 o 1000. El resultado será decepcionante.
Cuarto. La buena escort, Sr. Javiers, es aquella que, junto con la motivación económica tiene también la del morbo del sexo ocasional y no planificado. Recuerdo las palabras de un escort que conocí hace unos años mientras comíamos en Barcelona: "Mi problema es que cuando pasen unos años perderé mi atractivo y tendré que volver al sexo rutinario con mi pareja". Eso resume la filosofía de una buena escort. Y créame Sr. Javiers, esa filosofía no depende de la tarifa; se tiene o no se tiene. Y punto.
En resumen, tras treinta años de experiencias de todo tipo, le doy la razón al Lobo de Madrid. A usted, Sr. Javiers, le falta mucha experiencia, casi tanta como sobras de autocomplaciencia. Y recuerde, Ronaldo ya era muy buen futbolista antes de cuatro locos empezaran a pagarle el oro y el moro. ¿Por qué? Porque nació futbolista.