Mortal, p’habernos matao!
Todo el día en el andamio del Palacio de Cristal no fue nada comparado con las tres volteretas y el tripe salto mortal que nos pegamos ayer en la cama de Vera, con Vera y de veras.
Si el viernes no regreso a barna es que me he fugado con ella a la calidez de su cama en aquellas estepas rusas de las que ella me hablaba con tanta nostalgia.
Yo que empezaba a perder la fe en la magnanimidad del Gran Pope Gorbachov la he vuelto a recuperar con creces.
Pero no creáis que por haber perdido otra vez la cabeza, no me acordaba de vosotros. Ayer estaba dando la segunda voltereta y al mismo tiempo pensaba en vosotros, en le OsitoCariñoso, en el PenecitoCachondo, en el Pegaso, en el Zippo, en el otro, y el otro, en la LorenadB, en la Queen, en la Blondi, en la otra , la otra y la otra,….y la Marien.
En todos y cada uno de vosotros/as. Fue la completa comunión de los cuerpos con Vera en la material y de las mentes con vosotros, en lo espiritual y simbólico. El goce supremo en la conjunción de los siete sentidos a la vez: vista, olfato, gusto, tacto, oído, mente y colilla.
Con Vera volví a disfrutar de todas la emociones y sufrimientos que una buena amante te hace sentir y disfrutar, la alegría al verla con su tentations colorao y su minitanguita negro, el gozo al libar en su partes íntimas como la mejor avispa salvaje, la inmisericordia suya al no dejarme respirar y llevarme sin descando por caminos tortuosos mil veces transitados pero a los que uno no se acostumbra y trata de descubrir en cada nueva rusa que te subyuga.
Y finalmente, los lloros al despedirme hasta el jueves en que volveremos para darnos una segunda oportunity para revolcarnos otra vez en el muladar de la lujuria y destrozarnos a besos y chupadas inmisericordes sin fin.
Vivo sin vivir en mi,
y ni muero ni no muero,
sólo desespero.