Me ha gustado el relato
De lo mejorcito que he leido ultimamente
Nunca fui a clubs,ni creo que empieze ahora
Prefiero ir directamente,sin excusas
Saludos,crack
Me ha gustado el relato
De lo mejorcito que he leido ultimamente
Nunca fui a clubs,ni creo que empieze ahora
Prefiero ir directamente,sin excusas
Saludos,crack
Iron Grenadier (18/02/2012)
Antes ir de clubs era diferente, recuerdo que venir a Tarragona eran de visita obligada la ruta de la catedral, con el Zaragoza y en Reus el del tunel, eran otros tiempos ... ahora ir de club es jugartela a salir de mala leche, se te lanzan casi siempre las que no te gustan, y aun tratando de ser amable (para no ofenderlas) te sientes acosado y mal tratado, no se te despegan y al final de tanto "no no ..." siempre te llevas algún insulto!
Y no te digo cuando se te pega la que lleva un kilo de perfume ....
Lo interesante era pasar el rato, veias alguna interesante hablabas y si habia feeling subias, ahora es bien diferente.
Ademas, os acordáis cuanto costaba antes? Recuerdo que ganaba 40.000 pesetas y un buen polvo me costaba 1000 , osea que con el sueldo de un mes podias "echar" 40 jejeje ... sacas la regla de tres y ahora para lo mismo deberias ganar: 2400 euros por lo menos. El puto euro !- hemos pasado de las 5000 pesetas a los 60 euros)
Pues eso que continuo buscando alguna "fija" para retozar y que tenga buen tipo y buen trato .... jejeje (y si es española mejor) ¿conoceis algo por esta zona? saludos.
Yo en mi corta vida putera fui en una ocasión a un Club, y lo que vi me hizo sentirme tan tremendamente a disgusto que .... como que nunca más.
No sabría explicarlo, ya que más que ver cosas, fueron sensaciones muy fuertes, y difíciles de explicar.
Respeta a los que vais y disfrutáis, pero ............ no
Con las chicas que trabajan en calles y/o rotondas ........ nunca fui
Nada como ir a un club en un día que uno se encuentre especialmente lúcido para ver de frente la cara amarga del sexo de pago. Pero como todo uno aprende a navegar entre aguas oscuras y incluso puede llegar a cogerle cierto a gusto a esas sensaciones de la misma forma que uno en ocasiones prefiere sabores amargos antes que dulces.