Continúo mis aportaciones al nuestro particular "Circo de los horrores":
-NIGHT CLUB SAN VICENTE FERRER (Cruce La Canonja) El único local que conozco en que las chicas se te echan encima como una manada de lobos y se te pegan como lapas, hasta el punto que estás tentado a pirarte y dejarlas con un palmo de narices. Además el nivel de las chicas no es para tirar cohetes, (ni para tirar cebolletas tampoco) se nota que la crisis aprieta y que algunas lumis retiradas con muchos kilomentros a sus espaldas han tenido que volver al tajo. Y la clientela, ya os lo podeis imaginar, la creme de la creme de los barrios circundantes de Tarragona... Lo único bueno del local es que tiene mucho aparcamiento.
Hay otro local en La Pineda que creo que no es al que hace referencia capullin45. Está donde se juntan las calles Emili Vendrell y Enric Morera. "Nirvana Bar". Aparentemente es un bar totalmente normal, con la puerta abierta, mesas fueras para fumar, vamos, lo normal.
Ciertamente no es un lugar muy recomendable, aunque no es peligroso. Suele haber dos o tres entradas en años ¿ex?yonkis, la camarera-madame es del mismo palo y tendrá mas de 55 años.
He ido un par de veces este verano. Desconozco si tienen un piso arriba o no.
Eso sí, este verano ha habido dos dominicanas bastante apetecibles; una de ellas morenita, que suele estar ahí ayudando a la madame hasta que cierran.
Desconozo si siguen allí.
La morenita me dijo que con la crisis, además de las que os he dicho, se acercan por ahí otras independientes... pero yo eso no lo he visto.
Menudo confesionario tenemos montado en este post
CURA ANDRES (12/11/2011)
Hablando de La Pineda, ¿Aun existe "El Haren" ? Menudas juergas he vivido en aquel tugurio en mis buenos tiempos (o sea, hace mil años) Los mas veteranos seguro que os acordais de él.
Recuerda que, a veces, no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte.
Dalai Lama
Yo tambien fui de despedida, y justamente esa noche no les funcionaban los efectos de luces, y para compensarlo, una de las chicas se puso en una punta de la estancia, con una linterna moviéndola sin parar, arriba y abajo, y cortando el haz de luz con la mano, aún nos reimos en las cenas con los colegas, recordando tan penosa experiencia....