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Tema: Mi reencuentro con Venus

  1. #1
    Membresia 1 Estrella Avatar de Revenant
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    14 feb, 18
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    Mi reencuentro con Venus


    La nena más caliente y top de Tarragona.
    Cuando: 03/2020 - Ciudad: Tarragona - en Apartamento de la escort
    Valoracion experiencia -->10
    FX rank -->9.5

    Duración del encuentro: 60 minutos
    Precio: 200 euros
    ¿Pecho?: Tuneado
    ¿Fumadora?: Sí
    ¿Besa?: Besa
    ¿Griego?: No
    Valoración Estética: 10
    Valoración del Servicio: 10
    Ana. Es pensar en ella y recibir una descarga de emociones, recuerdos y sensaciones. Ana, su nombre colma mi pensamiento mientras su imagen se me aparece extasiando mi percepción. Demasiado tiempo sin verla, demasiada pasión reprimida y algún malentendido nos alejaron, pero he vuelto a estar con ella, a gozar de su compañía, a saborearla, a satisfacer cada uno de mis cinco sentidos mientras me he esforzado para que ella sintiese lo mismo.
    Porque una experiencia con Ana abarca los cinco sentidos de un modo embriagador. Tacto, oído, gusto, vista y olfato. No queda ninguno insatisfecho, ninguno puede decir que ha tenido su cuota de placer.
    Nervioso como un cadete, me preparo para la cita. Doble rasurado maquina - maquinilla, arriba y abajo (primera vez), ducha, desodorante, cera en el cabello y el perfume que me regaló en Navidad, de muy buen gusto. Como sé que disfruto de las sensaciones visuales y le he pedido que vista algo especial para mi, intento esmerarme con mi aspecto, para no decepcionarla. Elijo un pantalón gris y una camisa negra de manga corta, con una americana gris, sin corbata esta vez. Zapatos y cinturón marrones, y un reloj negro a juego con la camisa.
    Llego a la oficina. Me recibe en la puerta. Mientras me descalzo, me quito guantes y mascarilla y me aplico el gel hidroalcohólico, no pierdo detalle de su aspecto. Zapatos y medias negras, falda negra y blusa negra con motivos dorados y blancos. Me aturullo con los zapatos porque la única información que transmite mi cerebro es "abrázala, abrázala, abrázala"... Y nos abrazamos, y la beso, y ese beso ha sido uno de los más intensos, dulces y calidos que he dado o recibido en mucho tiempo. Mientras, mis manos se deslizan por su espalda, bajando, notando el sujetador, la blusa y la sorpresa que esperaba, un liguero que me ha dado paso a sus nalgas, que he acariciado disfrutando del momento.
    Me encanta como maneja nuestras citas, invitándome a una bebida mientras nos sentamos en los tabueretes, como se sienta insinuante a tu lado mientras hablamos, disfrutando de la visión del encaje de su ropa interior, de su sonrisa, de su conversación mientras las yemas de los dedos acarician sus muslos, notando las medias y aguardando el momento de ir al sofá. Te hace sentir que no hay mujer en el mundo a la que no puedas seducir y que tú solo quieres seducirla a ella, que no hay nadie ni nada fuera del espacio que compartimos.
    En el sofá fumamos, apurando los últimos sorbos de la bebida y acabando de dejar de lado las maneras cortesanas para iniciar el momento sublime que estoy esperando. No deja la sutileza ni a la hora de desnudarse, cuando me dice que tiene calor, se levanta y veo la cremallera de la falda, que procedo a desabrochar mientras ella se quita la blusa. Veo por fin la lencería que hasta ahora solo notaba, y noto que mi erección empieza querer superar límites de tejido. No lleva bragas y, al girarse, noto que en el vello púbico ha dibujado un corazón, que beso profusamente.
    Se sienta sobre mi a horcajadas, besándome, lamiéndome, absorbiéndome mientras me desabrocha la camisa. Comenta que le gusta como visto, que le gusta que me esmere, mientras la camisa ya yace sobre un brazo del sofá y sus dedos acaban de desabrochar el cinturón. Intentando controlar mi ansia para disfrutar de cada emoción, me quito pantalón y calzoncillos, y ella acerca su cara a mi pene y empieza una felación que siento divina, inconmensurable, suave e intensa. Comento en voz alta "Esto es como recibir agua después de una travesía en el desierto". Noto que rie, sin dejar de erizar cada vello de mi cuerpo con sus labios en mi polla, mientras me manosea los huevos afeitados. Mi cerebro ya no recibe apenas sangre, está toda concentrada en mi entrepierna. Le digo "por favor, no puedo más, quiero comerte". Ella se pone en el sofá, con las piernas bien separadas y, por fin, llega el momento del gusto, aplicándome a comerle el coño como si no hubiese un mañana, intentando cambiar de velocidad y patrón, mientras mis manos buscan sus pechos y mis ojos buscan los suyos, cerrados en un gesto de placer.*
    Me embrabucono y le digo "soy tu juguete, y a mi no se me van a acabar las pilas". Ella me mira, sonriendo pícara, se levanta, me lleva de la mano mientras dice "vamos a verlo". Me tumba en la cama y se pone sobre mi cara. Parece una competición de a ver quien es capaz de arrancarle al otro más gemidos, más escalofrios y mas contracciones de placer. Me la chupa, me chupa las pelotas, vuelve a chupar, mientras yo sigo a lo mío, a lamer el clítoris mientras mis manos van de tetas a culo, arriba y abajo. Tengo deseo de meter un dedo en ese culo que se me ofrece, pero no lo hago, ni lo pido.
    Me enfunda y me cabalga, mientras me la acerco para poder lamerle los pechos, absorberle los pezones, pasar mi lengua por su cuello, por su pecho, por su barbilla, buscando y dándonos besos. Bajamos el ritmo mientras, al oído, me dice "ponte encima". Obedezco y seguimos. Ahora, por fin, tengo la oportunidad de acercarme bien a su cara, a su cuello, a su pecho. Lo beso todo, lo lamo todo, difruto de sus labios mientras intento mantener un ritmo regular, que tiempo habrá de dar más.Sigo recreándome en el polvo hasta que algo en mi cerebro me dice "gilipollas, tienes que usar más la bici estática y las pesas", momento en que le pido que vuelva a cabalgarme porque estoy un poco cansado. Seguimos así, notando como sube y baja por mi polla, gozando a lo loco cuando, de repente, se detiene. "¿Qué pasa?" le pregunto, "Uff, voy a correrme" responde. "Hazlo". Ella dice que no, que todavía no, pero yo, notando raramente que el cartucho todavía no está para dispararse, le animo a que lo haga, que se corra. Me encanta cuando se corre. Se arquea hacia ti, cierra los ojos y empieza con gemiditos cortos, hasta que llega. Se pone sobre mi, la abrazo y le susurro "Eso es bueno. Eso ha sido bueno, descansa un poco" mientras noto que su respiración se va reposando.
    "Fóllame desde atrás". Dicho y hecho. Voy dándole mientras disfruto de cada detalle de sus hombros, su espalda, mientras acaricio su cintura, manoseo su culo. Ella pone la mano por debajo de su cuerpo y me acaricia los huevos. ¡Que sensación, por Diós!. Lo único que no puedo hacer es lamer ese delicioso cuerpo. Sorprendentemente, todavía no hay ni atisbo de eyaculación, por lo que le digo "¿Quieres ponerte un jugete en el clítoris mientras seguimos así?". Dice que sí, me indica donde están y llevo un satysfier, que se aplica sin dilación a una buena potencia. Se ha puesto un poco más baja, y yo he podido penetrarla de un modo que me permitía besarle el cuello y la espalda, dando lametones en los homoplatos, disfrutando de cada arremetida, hasta que al cabo de un momento percibo una tensión en su cuerpo. "Te voy a mojar", me dice. "Hazlo" digo mientras noto algo caliente en mis muslos. Se ha vuelto a correr.
    Estoy que quepo en mi cuerpo de gozo y orgullo. Me vuelvo a poner encima y empiezo lento pero, ahora sí, ahora voy aumentando la intensidad. Chirría el colchón, gemimos, nos besamos, nos comemos mientras doy lo qué puedo. Noto que por fin voy a tener ganas de eyacular y le pregunto "¿Dónde quieres que me corra?", "en la boca". Me estiro en la cama, fuera el capuchón, y me la empieza a mamar. Lo noto glorioso, chupando una polla que ha estado dando matraca y que esta irritada, percibiendo cada poro de sus labios, cada rugosidad de su lengua. Puro extasis. Le aparto un poco la cabeza y me empiezo a masturbar mientras ella lame el capullo con la lengua. Por fin digo "Ahora" y se la mete en la boca mientras me corro como no me he corrido nunca, un momento en qué todo el mundo se resume en mi polla y su boca, y mi esperma saliendo disparado a su garganta. Aquí ha pasado algo más, pero guardaré este detalle entre ella y yo. Nuestro pequeño secreto.
    Paso a la ducha y mientras me aseo, se abre la puerta y entra. Nos enjabonamos, nos sobamos un poco más, más caricias, más besos. Saliendo de la ducha me dice "hoy pareces un médico, así vestido y con la mascarilla", a lo que yo procedo a recetarle "tres inyecciones diarias, pero que solo puedo aplicar yo", recordándole que si se aplican con lencería azul y medias negras, mejoran su efecto. Bueno, azul, roja, blanca, granate... Cualquier color que elija será maravilloso.
    Nos vestimos, charlamos un poco en el sofá, le cuento alguna fantasía, me comenta otras cosas mientras fumamos. Se acabó el tiempo. Bueno, de hecho he sobrepasado algunos minutos y le pido disculpas. Nos besamos de nuevo en la puerta y nos despedimos, yo con el deseo de no tardar demasiado en cruzar ese umbral otra vez.
    Llego a casa temblando, me falta azúcar y empiezo a notar la presión de lo que serán agujetas en el abdomen. Primero pienso "No tienes edad para bravuconadas", pero luego rectifico, pienso que estar con Ana merece todo el esfuerzo que convenga, que si me hace sentir más joven tengo que responder y que ojalá lo pueda hacer mejor la próxima vez.
    Así, con la polla a punto de explotar otra vez por el recuerdo transcrito, me despido de vosotros hasta el próximo episodio que publique.
    *
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    Experiencia en ForosX
    Última edición por admin; 01/05/2020 a las 00:14 Razón: revenant pide corregir valoración

  2. #2
    Membresia 2 Estrellas Avatar de jardin
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    Muchas gracias por la expe, un placer leerla. Y un olé para Ana por su maestría y su buen hacer.

    Nos habéis puesto los dientes largos, cabrones!! Jajaja

  3. El siguiente usuario ha agradecido a jardin su mensaje:

    Revenant (30/04/2020)

  4. #3
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    Muchas gracias. Disfruté mucho de la experiencia y mucho al recordarla para redactar el texto. Honrado de que os guste.
    Por cierto, la valoración de la expe es la máxima. Se movió el scroll del desplegable al redactar la expe cuando usé la rueda del ratón en algún otro lugar de la plantilla.

  5. #4
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    La nena más caliente y top de Tarragona.
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    ¿Griego?: No
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    Valoración del Servicio: 10
    Ana. Es pensar en ella y recibir una descarga de emociones, recuerdos y sensaciones. Ana, su nombre colma mi pensamiento mientras su imagen se me aparece extasiando mi percepción. Demasiado tiempo sin verla, demasiada pasión reprimida y algún malentendido nos alejaron, pero he vuelto a estar con ella, a gozar de su compañía, a saborearla, a satisfacer cada uno de mis cinco sentidos mientras me he esforzado para que ella sintiese lo mismo.
    Porque una experiencia con Ana abarca los cinco sentidos de un modo embriagador. Tacto, oído, gusto, vista y olfato. No queda ninguno insatisfecho, ninguno puede decir que ha tenido su cuota de placer.
    Nervioso como un cadete, me preparo para la cita. Doble rasurado maquina - maquinilla, arriba y abajo (primera vez), ducha, desodorante, cera en el cabello y el perfume que me regaló en Navidad, de muy buen gusto. Como sé que disfruto de las sensaciones visuales y le he pedido que vista algo especial para mi, intento esmerarme con mi aspecto, para no decepcionarla. Elijo un pantalón gris y una camisa negra de manga corta, con una americana gris, sin corbata esta vez. Zapatos y cinturón marrones, y un reloj negro a juego con la camisa.
    Llego a la oficina. Me recibe en la puerta. Mientras me descalzo, me quito guantes y mascarilla y me aplico el gel hidroalcohólico, no pierdo detalle de su aspecto. Zapatos y medias negras, falda negra y blusa negra con motivos dorados y blancos. Me aturullo con los zapatos porque la única información que transmite mi cerebro es "abrázala, abrázala, abrázala"... Y nos abrazamos, y la beso, y ese beso ha sido uno de los más intensos, dulces y calidos que he dado o recibido en mucho tiempo. Mientras, mis manos se deslizan por su espalda, bajando, notando el sujetador, la blusa y la sorpresa que esperaba, un liguero que me ha dado paso a sus nalgas, que he acariciado disfrutando del momento.
    Me encanta como maneja nuestras citas, invitándome a una bebida mientras nos sentamos en los tabueretes, como se sienta insinuante a tu lado mientras hablamos, disfrutando de la visión del encaje de su ropa interior, de su sonrisa, de su conversación mientras las yemas de los dedos acarician sus muslos, notando las medias y aguardando el momento de ir al sofá. Te hace sentir que no hay mujer en el mundo a la que no puedas seducir y que tú solo quieres seducirla a ella, que no hay nadie ni nada fuera del espacio que compartimos.
    En el sofá fumamos, apurando los últimos sorbos de la bebida y acabando de dejar de lado las maneras cortesanas para iniciar el momento sublime que estoy esperando. No deja la sutileza ni a la hora de desnudarse, cuando me dice que tiene calor, se levanta y veo la cremallera de la falda, que procedo a desabrochar mientras ella se quita la blusa. Veo por fin la lencería que hasta ahora solo notaba, y noto que mi erección empieza querer superar límites de tejido. No lleva bragas y, al girarse, noto que en el vello púbico ha dibujado un corazón, que beso profusamente.
    Se sienta sobre mi a horcajadas, besándome, lamiéndome, absorbiéndome mientras me desabrocha la camisa. Comenta que le gusta como visto, que le gusta que me esmere, mientras la camisa ya yace sobre un brazo del sofá y sus dedos acaban de desabrochar el cinturón. Intentando controlar mi ansia para disfrutar de cada emoción, me quito pantalón y calzoncillos, y ella acerca su cara a mi pene y empieza una felación que siento divina, inconmensurable, suave e intensa. Comento en voz alta "Esto es como recibir agua después de una travesía en el desierto". Noto que rie, sin dejar de erizar cada vello de mi cuerpo con sus labios en mi polla, mientras me manosea los huevos afeitados. Mi cerebro ya no recibe apenas sangre, está toda concentrada en mi entrepierna. Le digo "por favor, no puedo más, quiero comerte". Ella se pone en el sofá, con las piernas bien separadas y, por fin, llega el momento del gusto, aplicándome a comerle el coño como si no hubiese un mañana, intentando cambiar de velocidad y patrón, mientras mis manos buscan sus pechos y mis ojos buscan los suyos, cerrados en un gesto de placer.*
    Me embrabucono y le digo "soy tu juguete, y a mi no se me van a acabar las pilas". Ella me mira, sonriendo pícara, se levanta, me lleva de la mano mientras dice "vamos a verlo". Me tumba en la cama y se pone sobre mi cara. Parece una competición de a ver quien es capaz de arrancarle al otro más gemidos, más escalofrios y mas contracciones de placer. Me la chupa, me chupa las pelotas, vuelve a chupar, mientras yo sigo a lo mío, a lamer el clítoris mientras mis manos van de tetas a culo, arriba y abajo. Tengo deseo de meter un dedo en ese culo que se me ofrece, pero no lo hago, ni lo pido.
    Me enfunda y me cabalga, mientras me la acerco para poder lamerle los pechos, absorberle los pezones, pasar mi lengua por su cuello, por su pecho, por su barbilla, buscando y dándonos besos. Bajamos el ritmo mientras, al oído, me dice "ponte encima". Obedezco y seguimos. Ahora, por fin, tengo la oportunidad de acercarme bien a su cara, a su cuello, a su pecho. Lo beso todo, lo lamo todo, difruto de sus labios mientras intento mantener un ritmo regular, que tiempo habrá de dar más.Sigo recreándome en el polvo hasta que algo en mi cerebro me dice "gilipollas, tienes que usar más la bici estática y las pesas", momento en que le pido que vuelva a cabalgarme porque estoy un poco cansado. Seguimos así, notando como sube y baja por mi polla, gozando a lo loco cuando, de repente, se detiene. "¿Qué pasa?" le pregunto, "Uff, voy a correrme" responde. "Hazlo". Ella dice que no, que todavía no, pero yo, notando raramente que el cartucho todavía no está para dispararse, le animo a que lo haga, que se corra. Me encanta cuando se corre. Se arquea hacia ti, cierra los ojos y empieza con gemiditos cortos, hasta que llega. Se pone sobre mi, la abrazo y le susurro "Eso es bueno. Eso ha sido bueno, descansa un poco" mientras noto que su respiración se va reposando.
    "Fóllame desde atrás". Dicho y hecho. Voy dándole mientras disfruto de cada detalle de sus hombros, su espalda, mientras acaricio su cintura, manoseo su culo. Ella pone la mano por debajo de su cuerpo y me acaricia los huevos. ¡Que sensación, por Diós!. Lo único que no puedo hacer es lamer ese delicioso cuerpo. Sorprendentemente, todavía no hay ni atisbo de eyaculación, por lo que le digo "¿Quieres ponerte un jugete en el clítoris mientras seguimos así?". Dice que sí, me indica donde están y llevo un satysfier, que se aplica sin dilación a una buena potencia. Se ha puesto un poco más baja, y yo he podido penetrarla de un modo que me permitía besarle el cuello y la espalda, dando lametones en los homoplatos, disfrutando de cada arremetida, hasta que al cabo de un momento percibo una tensión en su cuerpo. "Te voy a mojar", me dice. "Hazlo" digo mientras noto algo caliente en mis muslos. Se ha vuelto a correr.
    Estoy que quepo en mi cuerpo de gozo y orgullo. Me vuelvo a poner encima y empiezo lento pero, ahora sí, ahora voy aumentando la intensidad. Chirría el colchón, gemimos, nos besamos, nos comemos mientras doy lo qué puedo. Noto que por fin voy a tener ganas de eyacular y le pregunto "¿Dónde quieres que me corra?", "en la boca". Me estiro en la cama, fuera el capuchón, y me la empieza a mamar. Lo noto glorioso, chupando una polla que ha estado dando matraca y que esta irritada, percibiendo cada poro de sus labios, cada rugosidad de su lengua. Puro extasis. Le aparto un poco la cabeza y me empiezo a masturbar mientras ella lame el capullo con la lengua. Por fin digo "Ahora" y se la mete en la boca mientras me corro como no me he corrido nunca, un momento en qué todo el mundo se resume en mi polla y su boca, y mi esperma saliendo disparado a su garganta. Aquí ha pasado algo más, pero guardaré este detalle entre ella y yo. Nuestro pequeño secreto.
    Paso a la ducha y mientras me aseo, se abre la puerta y entra. Nos enjabonamos, nos sobamos un poco más, más caricias, más besos. Saliendo de la ducha me dice "hoy pareces un médico, así vestido y con la mascarilla", a lo que yo procedo a recetarle "tres inyecciones diarias, pero que solo puedo aplicar yo", recordándole que si se aplican con lencería azul y medias negras, mejoran su efecto. Bueno, azul, roja, blanca, granate... Cualquier color que elija será maravilloso.
    Nos vestimos, charlamos un poco en el sofá, le cuento alguna fantasía, me comenta otras cosas mientras fumamos. Se acabó el tiempo. Bueno, de hecho he sobrepasado algunos minutos y le pido disculpas. Nos besamos de nuevo en la puerta y nos despedimos, yo con el deseo de no tardar demasiado en cruzar ese umbral otra vez.
    Llego a casa temblando, me falta azúcar y empiezo a notar la presión de lo que serán agujetas en el abdomen. Primero pienso "No tienes edad para bravuconadas", pero luego rectifico, pienso que estar con Ana merece todo el esfuerzo que convenga, que si me hace sentir más joven tengo que responder y que ojalá lo pueda hacer mejor la próxima vez.
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    pero tu no eras uno de los de cuidado con el CORONAVIRUS, la venus es mucho venus para cualquiera!!!

  6. #5
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    Y tu no eras de los que decían que no hay que meterse en conversaciones ajenas? Y estás hasta en la
    sopa jajajajaj
    por cierto aclárame una cosa ¿eres o eras proxeneti o solo alquilas habitación?
    No me preguntéis porque, pero nunca me han molado los tíos que se dedican a sacar tajada de eso... a parte del pie que cojean..

  7. El siguiente usuario ha agradecido a ana_tgn su mensaje:

    watermelon (23/05/2020)

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