Sonia - Que no me entere yo...
Total | Fecha | Ciudad | Belleza | Servicio | Media | Usuario | |
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2 | 10/2011 | Barcelona |
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Andros |
1.690 veces |
VER COMPLETA | 05/2011 | Barcelona |
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mackie |
1.636 veces |
Apartamento de la escort | 9 |
Duración | 60 minutos |
Precio | 150€ |
Pecho | Natural |
Fumadora | No lo sé |
Besos | Besa con lengua |
Francés | Sin |
Griego | No lo sé |
Que no me entere yo que esa boca pasa hambre
Primer contacto in person y me da unos deliciosos besos que darían para escribir libros.
Sus labios se aprietan contra los míos, su lengua – experta- me busca y me halla, sus manos me acarician y su cuerpo se aprieta contra el mío.
Marededeu, compruebo que soy quizás un coche utilitario, pero que me acelero de cero a cien en menos de cinco segundos. Buffff.
En un plisplás su pechos se ofrecen a mí, me encuentro casi del todo desnudo y la razón suena para recordar que hay que hacer unas pequeñas abluciones. Visto mi estado de excitación y la perpendicularidad de ciertas partes de mi anatomía, tengo alguna dificultad para no golpear con las puertas y montar un desaguisado.
Vaaaaale, me doy una duchita rápida para refrescar y, mientras, Sonia trae algo de beber.
Cuando vuelvo y la veo desnudita ¡se me quitan de golpe las ganas de beber agua, vino o gaseosa! ¡Me la quiero beber a ella!
Tumbadita en la cama, exploro con besitos, besacos y besarracos hasta llegar a su vientre, sus piernas y su locura, que mi lengua acaricia, besa, chupa y disfruta. ¿Que disfruta? Pueeees, yo diría que sí, porque Sonia vibra, se retuerce, pide más, más, más … hasta que de repente explota y pide tregua.
Y allá va el tiburón dispuesto a comerse el pececito. Bueeeno, tampoco es un tiburón. Es muchísimo más agradable. Me encanta, me excita brutalmente cómo me devora , cómo besa todo lo que está al alcance de sus labios, cómo disfruta de mi excitación.
Poco, poco falta para que me deje ir, pero quiero sentir su interior y rápidamente me veo plastificado para emprender nuevas aventuras.
Me cabalga leeeentamente, suavesito, suavesito, calentito, calentito… y yo tiemblo, sufro, me dan temblores. Poquito me hace falta porque me tenía a punto de caramelo y me dejo ir mientras ella se mueve suavesito, suavesito, calentito, calentito. ¡Una gozada de los sentidos, mientras ella me besa contenta!
Que no me entere yo que esa grutita pasa hambre
Nos colocamos de lado y hablamos del placer, del sexo sentido, del calentamiento global… Vaya, ¿qué digo yo del calentamiento global cuando tengo un calentón local que pa qué pa qué?
Besos que se cruzan, exploraciones linguales, reencuentro con el sexo agradecido… Todo es agradable e invita al gozo. En un momento dado Sonia me dice que la estoy provocando mucho, mucho y que mi boca es muy, muy pícara.
Me toca entonces llevarle la contraria y decirle eso de “que no me entere yo que esta grutita pasa hambre”. Se ríe, me río y entro en su interior, rindiendo homenaje a los misioneros que tanto enseñaron y que con tanto ardor esparcieron su semilla evangelizadora. Y así, como misioneros del amor, gozaaaamos de nuevo.
En esa posición en la que quedamos, aún unidos íntimamente, me pregunta si quiero un masaje y noto como sus manos me aprietan la espalda y deshacen cualquier tensión. ¡Qué manos tiene esta niña!
Nos refrescamos frugalmente por dentro y ¿un masajito, pues? Vaaaale, nos relajamos un poquito, ella se tumba sobre el vientre dejando la espalda al aire y…
Que no me entere yo que esa culito pasa hambre
Me paseo por la espalda, el cuello y me entretengo con ese culito que le ha dado la naturaleza a mi niña. ¡Qué bonito! Le doy un beso de color oscuro, oscuro y buffff ¡dice que le gusta!
La verdad es que me estoy poniendo brutote, brutote. No es que sea muy versado en griego clásico, pero lo pienso y me atrae un montón la idea. Y cuanto más lo pienso, menos pienso y más tonto me pongo.
Noooop. Vamos a jugar a los cochecitos y me imagino que voy en un A4. ¿Qué pasa? ¿Qué hay que ser más explicito? Vale, vale. Pues eso, que me pongo como los perritos de feria disfrutando muchísimo.
Y tras jugar al galgo, ahora le toca el turno a las cucharas, besando en ocasiones con pasión, antes de dejarnos ir a la locura total, total. ¡Explosión de color, fuegos artificiales, banda de música! En fin ¿qué voy a contar? Un orgasmo bruuuutal.
Tras un combate salvaje, departimos tranquilamente antes de ducharme para volver a la vida real, pero espera, voy cargado con uno, dos, tres, cuatro besos.
-Hasta pronto, gatito.
-Hasta pronto, mi niña.
¿Entonces ella?
Es una niña deliciosa, sabe besar como pocas. Me gusta, me gusta, me gusta. Es delicada, ardiente, tierna y sensual. Busca su placer, lo comparte y excita el mío. Uno se siente fuera de toda urgencia. Me sentí su amigo desde el momento en que la vi. La verdad es que yo disfruté mucho del encuentro y no hablo solo del aspecto sexual. ¿Qué más queremos?