Raquel, la voz de la experiencia
Total | Fecha | Ciudad | Belleza | Servicio | Media | Usuario | |
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1 | 01/2012 | Madrid |
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dbrooks |
1.737 veces |
Apartamento de la escort | 8 |
Duración | 70 minutos |
Precio | 100€ |
Pecho | Tuneado |
Fumadora | Sí |
Besos | Besa con lengua |
Francés | Con |
Griego | No lo sé |
Me encontraba por la capital y a pesar de que las temperaturas no eran cálidas yo sí que iba sobreexcitado. Me encontraba en pleno apogeo de mi etapa en la que todo lo que no tuviera como mínimo 40 años no me interesaba. Raquel parecía cumplir con ese perfil a la perfección.
La llamé y me atendió correctamente. Iba yo tan encendido que aunque me hubiera tratado secamente hubiera acudido raudo y veloz. Me dio su dirección y hasta allí fui. Su apartamento es coqueto, para nada de mi estilo, pero se nota que es suyo y que tiene hasta el último detalle como a ella le place, con lo cual te hace sentir confortable. Pasamos al salón donde me invitó a relajarme y me ofreció un algo para tomar... té para dos... era media mañana. Con el té mantuvimos una agradable conversación, que suele ser un rasgo de las escorts maduras, pues suelen tener una conversación muy fluida y fácil de converger. Durante ese tiempo me iba fijando en ella y a pesar de que físicamente me esperaba más, me iba haciendo la imagen mental de que íbamos a tener un buen encuentro.
Digo que me esperaba más porque ella en realidad tiene bastantes más años que los 40 que anuncia, y sinó, se conserva fatal. De hecho, yo diría que está más cerca de los 50 que de los 40, lo cual para mi tampoco es ningún problema. Raquel es menudísima, pues creo que a pesar de los tacones que llevaba no alcanzaba el 1,60m, lo cual para mi supone un poco de problema, pues mido 1,85m. Su físico ha perdido ya las curvas y la voluptuosidad de una joven de entre 25 y 35 años y la erotiquísima tripilla que tienen algunas mujeronas que rondan la cuarentena había dejado rienda suelta a una tripa que ya jamás volverá a ser lo que fue, haciendo que su cintura sea casi como sus caderas. Sus pechos son generosos pero no muy bien tuneados, ni siquiera tienen pezón, sólo aureola. A pesar de ello tienen un tacto agradable y resultan apetitosos como manjar a pesar de estar faltados de la juguetona guindilla.
Como era por la mañana y me dijo que tenía un aspecto muy higiénico me dijo que no hacía falta que me duchase con lo que pasamos directos a la acción. No se anduvo con miramientos y se desnudó por completo, lo cual me hizo perderme ese preliminar que tanto disfruto de ir descubriendo su cuerpo por fascículos. Besa con lengua pero no apasionadamente, sinó más bien de forma mecánica. Lo mismo pasó con el francés... yo lo pido siempre con, pero me lo hubiera hecho también sin. Ya en el apareamiento mostró más formas y ahí nos entendimos y compenetramos bastante mejor. Disparé y me relajé.
Me ofreció un masaje, que sin ser nada del otro mundo se puso bien en el cuerpo y en consecuencia el soldado volvió a pedir guerra, cosa extraña porque yo suelo ser de un solo disparo. Volvió a ser más de lo mismo, este un poco más mecánico por su parte pero me sirvió para desfogarme.
Finalmente me ofreció su ducha, la cual agradecí. El baño impecable y todo perfectamente cuidado al detalle asimismo. Entretanto ella se volvió a recomponer.
Dos besitos y hasta luego.
No fue una gran experiencia, un aprobadillo justito, pero tuvo para mi el gran morbo de que abandoné su morada con la sensación de que acababa de beneficiarme a la madre de un amigo mío. Con esto quiero decir que la recomendaría a jóvenes (que no yogurines) a los que como a mi, les den un morbo sobrehumano las maduras y ansien con "experienciar" un encuentro American Pie. Raquel es agradable, atenta y quiere que te sientas bien, pero también es un pelín mecánica que cabría no confundir con poco implicada.
Sigo sin entender por qué no dicen su verdadera edad, pues insisito en que se hacen un flaco favor quitándose tantos años.