Ondine...la mirada y el hechizo
Total | Fecha | Ciudad | Belleza | Servicio | Media | Usuario | |
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2 | 11/2012 | Barcelona |
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McQueen |
3.676 veces |
VER COMPLETA | 01/2012 | Barcelona |
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louielouie |
5.173 veces |
Apartamento de la escort | 9 |
Duración | 120 minutos |
Precio | 500€ |
Pecho | Tuneado |
Fumadora | No |
Besos | Besa con lengua |
Francés | Sin |
Griego | No lo sé |
La mirada:
Con múltiple espejo captaba yo aún su mirada cuando su boca estaba cerrada, para que me hablaran sus ojos. Y sus ojos me hablaban, en efecto.
El hechizo:
¿Es usted un lobo de mar? Su melena dorada refulgía, empapada en luz de luna. Un trapito negro cubría su ojo derecho. El otro, tal vez azul, me miraba con acariciadora insistencia. —No, no soy un lobo de mar —contesté—. Soy un tenedor de libros de la meseta. —Lo siento —dijo la aparición, sentándose en la arena a mi lado—. Yo sí soy un lobo de mar. Me llamo Ondine. No dije nada; porque mi nombre, tan vulgar, no rompiera el hechizo, y porque me cohibía la presencia de un lobo de mar con unas piernas como las que yo sólo había visto, hasta el momento, en los calendarios donde se retratan señoritas poco vestidas procedentes de lejanos planetas. (De Mingote, con alguna licencia)
Ondine es, como la mayoría de mujeres del este, además de culta, elegante, enrrollada, simpatiquisíma y con un muy buen sentido del humor, una excelente amante. Del físico poco hay que decir, sus fotos hablan por si solas.
...nos deslizamos en la cama y comenzamos el uno a quitar la ropa del otro. Cuando estuvimos los dos desnudos de toda ropa y vergúenza, caricias, besos que hacen agradecer que se hayan inventado esos besos.....y al rato empecé a entrar en ella, quería entrar cada minuto, descomponerlo en lentos fragmentos de deseo, entrar en el cuerpo de Ondine con todos los sentidos.. Era como estar en la ruleta rusa de las humedades, de los sentidos.. la gloria del olfato.
Me llevé un poco de tu mirada guardada en la mía y te dejé de recuerdo el reflejo del hechizo. Nos dimos un segundo vuelo, antes de cerrer la puerta, antes de cerrar la puerta.
Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos.
G. Flaubert
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