Zaira – Me pareció ver una linda gatita…
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Apartamento de la escort | 8 |
Duración | 69 minutos |
Precio | 200€ |
Pecho | Natural |
Fumadora | No lo sé |
Besos | Besa con lengua |
Francés | Sin |
Griego | No lo sé |
Quiero conocer esa gatita
Cuando yo llegué a este mundillo, hace un año, ella estaba a punto de despedirse por una temporada. Debí contentarme pues de no conocerla.
Me alegré al ver su regreso reciente, a pesar de que yo no esté en mi mejor momento.
Intercambiamos algún mensaje, ella supo jugar a la gatita provocadora, yo me dejaba querer en ese juego pícaro de los requiebros en público.
Varias veces intenté llamarla, pero su teléfono no parecía entenderse muy bien con el mío. Al fin tengo algo más de suerte y la encuentro a la primera, concertando una cita para más tarde.
Hola, niño
Cuando llamo a la hora precisa, ya me está esperando. Al subir me encuentro con la puerta entreabierta y solo tengo que empujarla levemente para quedarme atontado del todo: esta chica es absolutamente preciosa y la mirada de la gatita provocadora acaba por seducirme del todo.
Cuando nos abrazamos y mis manos empiezan a acariciarla ¡oh, divina sorpresa! me doy cuenta de que lleva la más seductora ropa interior que podría imaginar, esto es, ninguna.
A punto, a punto estoy de comerla del todo, estando ella desnudita del todo y yo vestido de pies a cabeza, pero la perspectiva de una ducha conjunta me seduce completamente.
Es difícil describir lo que uno siente cuando los ojos de Zaira te miran. Me la imaginaba pícara, descarada, seductora… pero, afortunadamente, encuentro mucho más porque me mira con ternura, sonriendo contenta.
Pienso entonces que, a veces, uno tiene la suerte de que se establezca un clima de confianza tal que no hace falta fingir. Ni yo soy el macho alfa (ni mucho menos) ni ella tiene que pretender ser la super-escort que se funde de deseo ante mis avances. Por fortuna, ella y yo nos podemos mostrar tal y como somos.
Zaira se deja acariciar, suspira y disfruta de verdad con las caricias. Mi boca explora cada parte de su anatomía, mis manos y mis ojos disfrutan con la percepción de un cuerpo absolutamente delicioso.
Zaira se revuelve y me quiere también acariciar. Tenemos una plácida lucha hasta que firmamos el armisticio y nos encontramos en caricias capicúas. Me fundo dentro de su boca y ella me pide más, hasta que siento que su cuerpo se tensa y parece pelear contra una amenaza desconocida. Al fin, se deja vencer y observo su carita de placidez total.
Ahora se quiere vengar y yo soy dócil. Protegido ante nuevas batallas, entro en su interior y disfruto del calor de su cuerpo, que siento ligero, ligero, cabalgando sobre mí, antes de perder el control del tiempo y del espacio, de gozar a su lado y de abrazarla agradeciéndole por tanto placer recibido.
Entre caricias hablamos de la vida, de la dificultad de salir adelante y de las trampas de este mundo, en el que puedes encontrar lo mejor y lo más duro. Me doy cuenta, entonces, de que Zaira no es una inexperta joven, porque tiene una madurez envidiable y sabe avanzar en la vida con las ideas muy claras.
Es tarde ya. Me cierran el Mercadona y tendría que ir a comprar algo, así que nos duchamos rápidamente, nos vestimos y nos damos un penúltimo beso, y luego otro y luego otro más.
Hasta pronto
Al despedirme, miro el apartamento de nuevo, observo ese entramado de pasarelas metálicas mientras cae la noche y me doy cuenta de que hay lugares en los que uno ha vivido intensamente y que quedan en la memoria.
Zaira es un tesoro, solo acierto a decir “hasta pronto, me ha encantado conocerte”.
¿Entonces ella?
Zaira es una mujer de verdad, simpática, divertida, natural, ardiente y sensual. Todo a su lado es fácil: la conversación, el sexo gozoso…